Finalmente no triunfó en los Globos de Oro esta película que viene precedida de muchas nominaciones en una veintena de certámenes y premios. Su famoso director, el británico Tom Hooper (El discurso del rey, Los miserables), adapta una novela de David Ebershoff en la que se relata la historia real de Einar Wegener (1882-1931), un pintor danés que fue uno de los primeros transexuales operados de la historia, convirtiéndose en Lili Elbe tras la cirugía.

La chica danesa, a pesar de su indudable ideología de género de fondo, huye de frivolizar la cuestión de la identidad sexual, y se centra en el drama de un hombre felizmente casado que cree descubrir que tiene alma de mujer (“Dios me ha creado mujer, el doctor me está curando de la enfermedad que es mi disfraz”). Su esposa Gerda (Alicia Vikander) sufrirá todo el proceso heroicamente por su gran amor a él. A pesar de la escabrosa temática, la película no se recrea demasiado en lo morboso, y prima los conflictos interiores sobre la reivindicación ideológica, que por otra parte existe.

La interpretación de Eddie Redmayne es portentosa y puede que le suponga su segunda nominación al Oscar tras haberlo ganado por su papel de Stephen Hawking en La teoría del todo, película con la que tiene curiosas semejanzas en la trama matrimonial. Pero Alicia Vikander está también excelente. Lo mejor, la ambientación de Eve Stewart y la música de Desplat. Sin embargo, muchos pueden ver el film como atravesado de cursilería y fácil amaneramiento. Una cinta que va a dividir a público y crítica.

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