teoría democracia

Una teoría de la democracia compleja

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2020)

Nº PÁGINAS448 págs.

PRECIO PAPEL21,50 €

PRECIO DIGITAL13,99 €

GÉNERO

“La democracia no es solo el menos malo de los regímenes, como suele decirse, sino también el menos estúpido”. El análisis de esta sentenciosa frase que vierte Innerarity en el último tramo de su teoría de la democracia compleja dice bastante de lo que podemos encontrar en este ensayo. En efecto, fiel a lo que ya viene diciendo en obras anteriores, para él los males de nuestras democracias no responden tanto a algún tipo de maldad –que, sin duda, la hay– como a una insuficiencia cognitiva. Y desde este presupuesto es desde el que hay que entender casi todo lo que el libro contiene.

A juicio de Innerarity, las categorías epistémicas desde las que fue pensada la democracia han quedado obsoletas ante el mundo global, interconectado y complejo en el que vivimos. Las ciencias que tienen que ver con la vida (biología, bioquímica, ecología, etcétera) y la neurociencia, han puesto en circulación un nuevo marco epistémico al que la teoría política debe adaptarse. No nos encontramos, sin embargo, ante un escrito “teórico”, si por eso entendemos desconexión con la realidad concreta: el ensayo ofrece pistas muy sustanciosas para “gobernar en el siglo XXI”, tal como promete el subtítulo.

Por una parte, Innerarity cree que el ideal de igualdad que subyace en la democracia se encuentra lejos de estar realizado, y considera necesario, para avanzar, ampliar varios límites: el espacial, el temporal y el de los sujetos. Espacialmente, el Estado nacional delimitado territorialmente no puede continuar siendo, en un mundo globalizado, el marco político último de la democracia. Temporalmente, la democracia –una “democracia poselectoral”, la denomina– ha de abandonar su fijación con el presente para hacerse cargo del propio futuro y de las próximas generaciones (lo que incluye, pero no solo, el cuidado del planeta). Late debajo de esto la apertura a los “nuevos electorados”, que ya no son simplemente quienes votan, sino los afectados –espacial o temporalmente– por nuestras decisiones.

Es la tensión por la igualdad la que lleva a Innerarity a recelar del inmediatismo popular como ideal democrático. Frente a tales propuestas, que lo fían todo a una supuesta “voz del pueblo”, sostiene que la igualdad se consigue mejor a través de la representación política (parlamentos, etc.), porque institucionalizan la deliberación.

Una teoría de la democracia compleja trenza un buen relato descriptivo de la realidad social con un conjunto de elementos prescriptivos sobre la democracia. El libro no es breve, pero su extensión queda compensada con el disfrute que proporciona su lectura. En una entrevista concedida con motivo del lanzamiento de la obra, el autor confesaba que, en realidad, él hubiera preferido dedicarse a la pintura. Si existe algo así como pintar con las palabras, este libro puede ser una buena muestra de ello.

 

 

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