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Todos dicen I Love You

TÍTULO ORIGINAL Everyone Says I Love You

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director y guionista: Woody Allen. Intérpretes: Woody Allen, Goldie Hawn, Edward Norton, Drew Barrymore, Alan Alda, Lukas Haas, Natalie Portman, Julia Roberts, Tim Roth. 101 min.

Con esta película, Woody Allen ha cumplido su sueño de rodar un musical a la vieja usanza sin renunciar al tono de comedia paródica de sus últimas películas. La trama es más bien ligera y en la línea habitual del cineasta neoyorquino. A través del punto de vista de una de las hijas de un adinerado matrimonio de Manhattan, Woody Allen disecciona los desconciertos amorosos de cada uno de los miembros de la amplia familia -legal y biológica-, reservándose él mismo el papel del típico ex marido resignado que vaga por el mundo -París, Venecia…- intentando encontrarse a sí mismo. Las numerosas historias que conforman la trama están siempre marcadas por la fugacidad del amor, recalcada por el estribillo del tema central de la banda sonora: «Adiós, amor, ya no me engañarás más».

El guión es muy sólido y ofrece multitud de diálogos redondos y situaciones sugerentes, que arrancan fácilmente la carcajada. No es que Woody Allen diga nada nuevo; su crítica inteligente y mordaz a la sociedad actual es la de siempre; pero está muy bien desarrollada sobre el papel y espléndidamente encarnada por los actores. Este esfuerzo narrativo e interpretativo, unido a la preciosa fotografía de Carlo DiPalma y a la perfecta dirección artística de Santo Loquasto, hace que sigan teniendo vitalidad los elementos habituales del cine de Woody Allen -el homenaje a Nueva York y a los clásicos del cine, la visión caricaturizante de las relaciones humanas, el recurso al psicoanálisis, la crítica al Partido Republicano, la reflexión sobre la muerte, Dios y el más allá…- y que salve con éxito situaciones nuevas, como el romance imposible entre Allen y Julia Roberts, o la irrupción en la familia protagonista del prototípico criminal a lo Tarantino, encarnado -cómo no- por Tim Roth.

En todo este cóctel, los números musicales -coreografiados con sencillez pero con mucha intencionalidad- irrumpen como un fuerte contrapunto cómico. Hay números al estilo del viejo slaptick disparatado -como el homenaje a Groucho Marx-, otros con demostración gimnástica a lo Gene Kelly -como el caos en el hospital- y algunos decididamente románticos -como el baile entre Woody Allen y Goldie Hawn a orillas del Sena-.

Todo esto compondría una obra maestra de la comedia musical si Woody Allen no se dejara llevar por su proverbial cinismo. Pero lo hace, y además de un modo más patente que en otras de sus últimas películas. No hay un sólo personaje moralmente presentable. Woody Allen retrata a casi todos los personajes con remordimientos por su vida pasada o actual; pero en vez de afrontarlos con valentía y profundidad, adopta la cómoda postura escapista del Carpe diem! En fin, que, según Woody Allen, el cambio a mejor es imposible, lo mismo que el amor auténtico, y basta con conformarse con el placer material del sexo sin compromiso o con el empequeñecedor egoísmo de los mediocres.

Esta opción moral -o mejor, amoral- resulta cargante -pues conlleva la ridiculización de la virtud-, debilita el atractivo de los personajes y provoca un contraste excesivo con el tono aparentemente romántico de la historia. Todo esto, unido a una cierta dispersión narrativa, hace que Todos dicen I Love You no alcance la calidad de las mejores obras de Woody Allen.

Jerónimo José Martín

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