Para su debut como director, el actor Jean-Claude Van Damme ha elegido una historia de aventuras muy clásica, aderezada con artes marciales. A través de un largo flash-back, se narra la vida de Christopher Dubois (Van Damme) desde sus días como líder de una banda de jóvenes huérfanos en el Nueva York de los años 30. Perseguido por la policía, huirá a Extremo Oriente, donde cae en poder de Lord Dobbs (Roger Moore), el último de los bucaneros ingleses. Éste lo vende en una isla, donde Dubois aprenderá una espectacular forma de lucha. Así podrá competir en un milenario concurso internacional de artes marciales.
Si se aceptan las convenciones propias del género, The Quest resulta un film muy entretenido. Van Damme, además de mostrarse como actor menos limitado que otras veces, ha impreso a la película un atractivo estilo visual y un ritmo frenético. Sorprende la solidez de su puesta en escena, fiel al cine clásico de aventuras y deudora del estilo del chino John Woo en la brillantísima coreografía de los combates. En ellos, Van Damme ha reunido a algunos de los mejores luchadores de casi todas las artes marciales. Por otra parte, atenúa ciertos efectismos -como la cámara lenta-, usándolos con sobriedad y envolviéndolos en un variado juego de encuadres y movimientos de cámara. También la ambientación, la fotografía y la música tienen una alta calidad. El conjunto lo redondea un buen reparto, en el que brilla Roger Moore, en un papel a su medida.
En fin, una agradable sorpresa, bastante alejada -también por la ausencia de recursos de mal gusto- de otras películas de Van Damme.
Jerónimo José Martín
