Separación (Severance)

Separación

PÚBLICOJóvenes-adultos

ESTRENO18/02/2022

EPISODIOS9 capítulos de 55 min.

PLATAFORMAS

Ahora que está de moda el work-life balance –el equilibrio entre vida laboral y vida personal–, con el que tantos “aconsejadores” ganan un dineral, la serie original de Apple TV Separación apuesta por un corte radical: en un futuro cercano, la empresa Lumon, sita en un frío lugar innominado de Estados Unidos, ha desarrollado una nueva tecnología para conseguir la escisión perfecta entre la vida laboral y la vida personal de las cuatro personas que integran el departamento de “refinamiento de datos”.

Mientras que para el creador Dan Erickson la serie es su ópera prima, el productor Ben Stiller es conocido en la industria del cine desde hace casi tres decenios, si bien su trayectoria es bastante irregular: entre sus mejores películas se encuentran Reality Bites (Bocados de realidad) (1994) y La vida secreta de Walter Mitty (2013). Stiller dirige seis de los nueve capítulos; los otros tres corren a cargo de la irlandesa Aoife McArdle, directora de alguna película independiente, pero conocida sobre todo por haber rodado videos musicales, entre otros para U2.

En Separación, como en todo el género distópico, el diseño de producción desempeña un papel fundamental; aquí está cuidado hasta en mínimos detalles: su ensamblaje con el vestuario, la elección de encuadres y el manejo de la cámara daría para todo un ensayo sobre el papel del color y la distribución de espacios, así como sobre la creación de estados anímicos a través de efectos en espacios minimalistas, laberínticos y claustrofóbicos, unidos a sonidos electrónicos. Si a todo ello se suma la paradójica simultaneidad de voluminosos ordenadores con mínimas pantallas, típicos de los noventa, con smartphones actuales y chips futuristas, resulta una estética que ciertamente une diversas tendencias, pero que logra gran originalidad.

En una primera lectura, Separación se presenta como una crítica anticapitalista; pero va más allá, sobre todo en la cuestión de si la tecnología contribuye a un balance más positivo entre vida privada y trabajo, y en general sobre el valor del trabajo y de las relaciones humanas.

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