Romance otoñal

TÍTULO ORIGINAL Used People

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Directora: Beeban Kidron. Intérpretes: Shirley MacLaine, Marcello Mastroianni, Jessica Tandy, Kathy Bates.

La directora británica Beeban Kidron afronta la adaptación cinematográfica de la obra teatral Used People, de Todd Graff. Para ello ha contado, en la redacción del guión, con el propio Graff, que ha conseguido ocultar, al menos en parte, el origen teatral de esta historia de recuerdos familiares.

El relato tiene una premisa inicial algo rocambolesca. El mismo día en que Pearl (Shirley MacLaine) asiste al entierro de su marido, recibe una invitación de un desconocido, Joe (Marcello Mastroianni), para tomar café. Cuando, veinte años atrás, el matrimonio de Pearl estuvo a punto de romperse, fue Joe el que logró recomponerlo. Pero Pearl nunca lo supo. Como tampoco se enteró del flechazo que experimentó Joe con sólo una fugaz visión de Pearl a través de una ventana.

Se retratan así dos personalidades muy distintas: ella, judía y algo cuadriculada; él, de origen italiano y bastante excéntrico e imprevisible. Alrededor se desarrollan otras pequeñas historias. Norma (Marcia Gay Harden), la hija pequeña de Pearl, es una neurótica, que se empeña en imitar a las actrices de cine y descuida la educación de su hijo. Ella protagoniza la única escena erótica del film, pretendido homenaje a El graduado de Mike Nichols. Mientras, la otra hija, Bibby (Kathy Bates), arrastra el complejo de que Pearl nunca la quiso lo suficiente. Finalmente, Freida (Jessica Tandy), la madre de Pearl, trata de reunir el coraje suficiente para pasar los años de vida que le quedan con una amiga en Florida.

Es Used People una película amable, pero un tanto deslavazada y premiosa. La gran baza de la película son los actores: un reparto de prestigio, en el que están brillantes los veteranos Mastroianni y MacLaine, la joven Harden e incluso el niño Matthew Branton. En cambio, saben a poco los personajes de Tandy, Bates y la veterana Sylvia Sidney, a los que no se ofrece suficiente cancha.

La realización de Kidron -formada en el campo del documental- pasa inadvertida, puesta al servicio del guión y los actores. Aun así, cabe resaltar algunos apuntes costumbristas y la atmósfera mágica de ciertas escenas, como la de apertura o aquella en la que un galante Mastroianni se mete en una piscina para ayudar a una dama, inspirada en la que representó el mismo actor en Ojos Negros, de Nikita Mikhalkov.

José María Aresté

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