Premiada en Sundance, San Sebastián, Toronto y otros festivales, Precious se ha llevado también un Globo de Oro a la Mejor actriz de reparto para Mo’Nique. La película se basa en la novela Push, de Sapphire, y está dirigida por el afroamericano de Pensilvania Lee Daniels, que con Precious afronta su segundo largometraje, después de Shadowboxer (1995). La cinta está protagonizada por Gabourey Sidibe y cuenta en su reparto con la presencia de la cantante Mariah Carey.
El film se acerca a la vida de Claireece Precious Jones, una chica de 16 años, con una obesidad mórbida, y que lleva una existencia familiar infernal. Violada sistemáticamente por su padre, y agredida por su madre, sólo tiene motivación por el estudio. Alertados los servicios sociales por su segundo embarazo incestuoso, se le propone asistir a un centro de educación personalizada para alumnos en riesgo de exclusión social. Allí conoce a la Srta. Rain, que se implica totalmente para sacar a Precious del abismo en el que vive.
Precious es una película con excelentes ingredientes pero cocinada a medias, y por tanto algo decepcionante. Lo mejor es sin duda cómo muestra que es posible salir adelante -aun en las circunstancias más duras- si alguien te abraza y te afirma incondicionalmente. También es muy positiva la religiosidad natural que refleja el film, que está tan arraigada en la cultura afroamericana, y que se revela en frases como “Todo es un regalo”, “Dios hace nuevo cada día”, “Todos los días espero que ocurra algo”…
Pero la solución final que ofrece la película a su protagonista no es convincente, y la propuesta inicial naufraga en el siempre incómodo mar de la corrección política. En ese sentido, la subtrama lésbica es un guiño artificial a la ideología de género. Por otra parte, aunque el film está rodado con fuerza, narrativamente es confuso e irregular. Y hay que advertir que la cinta contiene momentos muy duros, y de impactante sordidez. En fin, la que podía haber sido la película del año, se ha quedado en un prometedor ejercicio de estilo.
