Por mandato del cielo

GÉNEROS,

PÚBLICOAdultos

CLASIFICACIÓNViolencia, Sensualidad

ESTRENO27/07/2022

EPISODIOS7 capítulos de 60 min.

PLATAFORMAS

Utah, 1984. El brutal asesinato de Brenda Lafferty (Daisy Edgar-Jones) y de su bebé de quince meses da paso a una investigación policial que llevará al devoto inspector Pyre (Andrew Garfield) a adentrarse en las raíces de la religión mormona y a cuestionarse sus propias creencias.

Este nuevo true crime, basado en hechos reales, está inspirado en el best seller de Jon Krakauer. Nueva adaptación para el cine de una obra del periodista estadounidense (Premio de Literatura en 1999, concedido por la Academia Norteamericana de Arte y Letras) tras el éxito de Hacia rutas salvajes, dirigida y escrita por Sean Penn. Esta investigación le acarreó múltiples críticas, ya que, con base en el fundamentalismo de los asesinos, profundiza en la historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y en temas tan polémicos como la poligamia, el incesto, el proselitismo violento o la irracionalidad de una fe llevada al extremo.

No extraña que el creador de la serie sea Dustin Lance Black, que maduró el proyecto durante diez años: hijo de misionero mormón, ya en la universidad se convirtió en un activista del movimiento LGTBI. Ganador de un Óscar por el guion de Mi nombre es Harvey Milk, su alejamiento de la iglesia mormona se produjo tras el divorcio de su madre y su vuelta a California.

El guion sigue con fidelidad el libro de Krakauer, tiene ritmo y avanza paulatinamente en las indagaciones policiales, concediendo descubrimientos y giros argumentales. Además, la serie muestra cierta originalidad al recrear pasajes de la historia del mormonismo y de la vida de su fundador, Joseph Smith. Ciertamente, la trama está bien urdida, aunque le sobra metraje y, los flashbacks, aunque interesantes, resultan excesivos.

Black aprovecha esta historia para hacer una crítica a la religión mormona, extrapolable a cualquier otra, que resulta un tanto superficial y exagerada. Los protagonistas son fanáticos, no verdaderos creyentes, y algunas reflexiones pueden incomodar por momentos a cualquier persona con fe. En todo ese brutal contexto, la relación entre el detective Pyre y su mujer es delicada y profunda.

La producción es impecable: dotada de un tono oscuro, con una fotografía muy cuidada, y una banda sonora sobresaliente, adecuada al horror y a la angustia que viven los personajes. Esta última la firma el músico Jeff Ament, fundador de Pearl Jam, en su primera colaboración cinematográfica. También es destacable, aunque esta vez por su falta de acierto, el tono de telefilm que le aportan las constantes y abruptas transiciones en negro, como augurando una publicidad que no se da en plataformas. Dirige los primeros capítulos David Mackenzie, que ya demostró su destreza en películas como Comanchería o Convicto.

Sin duda, uno de los grandes atractivos de la serie es el reparto, encabezado por uno de los mejores actores del momento: Andrew Garfield. Como siempre, borda su papel, en un registro en el que parece cómodo, tal y como demuestra en películas de personajes de fe (Hasta el último hombre o Silencio). Parece que tras esta serie y otras dos ya anunciadas (una de ellas, una nueva adaptación de Retorno a Brideshead) pretende tomarse un respiro. Una desgracia para los espectadores, ya que es un actor formidable.

 

Un comentario

  1. He visto esta serie y me ha gustado… con salvedades.
    Alguna de ellas ya están aquí dichas, remarcaría el maniqueo retrato religioso (persona de fe)/antireligioso, sin término medio, sin grises, ni siquiera con agnosticismo. Otro punto referido aquí es el excesivo metraje, coincido. Hay demasiadas reiteraciones y se podían haber ahorrado algunas referencias que nada aportan.
    Uno de los «peros» que yo añado es el final. Es un final complaciente, por extraño que parezca. Después de toda la perorata que se han marcado durante toda la serie parece como que hubieran recibido alguna «indicación» para que el cierre no fuera tan «traumático».
    Todo esto me llevó a leer el libro y, como todo lo que he leido de Krakauer, que no es persona de fe, me ha parecido excelente. Muy recomendable. Y, por supuesto, como imaginaba, nada complaciente con la iglesia de todos los santos, osea el mormonismo. Nada que ver con el final «adecuado» de la serie.

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