Director: Josef Rusnak. Guión: Josef Rusnak y Ravel Centano-Rodríguez. Intérpretes: Craig Bierko, Vincent D’Onofrio, Armin Mueller-Stahl, Dennis Haysbert, Gretchen Mol. 120 min. Jóvenes.
De la mano del director Roland Emmerich (Independence Day, Godzilla), esta vez en funciones de productor, el también alemán Josef Rusnak (Cold Fever, La casa del canal) debuta en Hollywood con esta intriga futurista, de planteamiento similar al de Matrix.
Tres programadores realizan alucinantes viajes virtuales, desde el presente (2024) a una recreación del pasado (1937), a través de un complejo software que permite que sus personajes cibernéticos desarrollen conciencia propia. El misterioso asesinato real del director del proyecto convierte a su ayudante en el principal sospechoso. Para demostrar su inocencia, éste forzará al máximo las posibilidades del programa en peligrosos viajes a través de los que intenta encontrar al asesino.
Escrita con vigor según los cánones del cine negro clásico -también en su tono un tanto amoral, violento y descarnado-, e interpretada con convicción por un reparto discreto pero eficaz, la película plantea una reflexión interesante, aunque ligera, sobre la cultura de la imagen y el creciente afán de escapismo a paraísos ficticios. Desde luego, la idea daba más de sí; pero, tal y como está, sostiene bien la intriga hasta el sorprendente y escatológico desenlace. Además, permite que Rusnak se luzca en su envolvente puesta en escena, de rica planificación y sugestiva resolución visual, similar a ratos al estilo denso y opresivo de Seven, y otras veces cercana a la incómoda desnudez formal de Gattaca.
Jerónimo José Martín