Merche, una traviesa mujer anciana, recibe el peor pronóstico médico: tiene un cáncer y le quedan pocos meses de vida. Quizá semanas. En lugar de deprimirse, decide ayudar a sus amigas a cumplir sus deseos… Y llegar, también, al suyo propio: ver el mar desde la isla de La Palma, acompañada de su hija. El problema es que el avanzado estado de su enfermedad no le permite volar; por eso acepta formar parte del invento de dos eminentes científicos: trasladar su mente al corpulento cuerpo de Jon, un camionero vasco, prematuramente fallecido.
El director hispanomexicano Paco Arango dirige una nueva película benéfica, que está lejos de su ópera prima Maktub. El planteamiento de la historia –hasta cierto punto original– podría originar una digna comedia familiar, pero el problema es un guion muy flojo y unos gags muy chabacanos, que chirrían más por el ambiente cristiano en el que se mueven los personajes. Carmen Maura y Fernando Albizu están muy bien en sus papeles, pero Mi otro Jon es un ejemplo más de que no basta con las buenas intenciones.
Jaume Figa Vaello
@jaumefv
