Lola. La película

Director: Miguel Hermoso. Guión: Antonio Onetti. Intérpretes: Gala Évora, Ana Fernández, José Luis García Pérez, Carlos Hipólito, David Arnaiz. 100 min. Adultos. (XS)

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Basta ver «Como un relámpago», «Fugitivas», «La luz prodigiosa» y «Lola» para darse cuenta de que Miguel Hermoso es un buen director. Este «biopic» con guión del sevillano Antonio Onetti (más cerca de la notable «Padre coraje» que de cosas tan prescindibles como «GAL», «El lobo» y «Una pasión singular») muestra cómo un buen director es capaz de salvar los escollos de una historia difícil de contar.

Dice Hermoso (Granada, 1942) que dudó mucho sobre la manera de afrontar la vida de Lola Flores. «Hasta que, finalmente, encontré un motivo, un camino. Y fue en una de las páginas de la sentida y certera biografía que sobre Lola había escrito mi querido paisano Tico Medina, cuando transcribe una conmovedoramente sincera afirmación de Lola: ‘Yo lo que quería era que alguien me llevara a la iglesia, me hiciera hijos y me diera una seguridad, un hogar, que me permitiera ir por ahí con la cabeza muy alta. Pero me había prometido a mí misma que no tendría hijos hasta no haberme casado’».

Lo que se cuenta en «Lola» no es especialmente sugestivo, los personajes están poco definidos y a las tramas -más propias de una miniserie de TV que de un largo- les falta continuidad, pero la cinta es muy hábil, plenamente coherente con el lema promocional: «No canta. No baila. No se la pierda». Porque verdaderamente la sanluqueña Gala Évora cuaja una magistral interpretación, que traslada al espectador el magnetismo vitalista de una mujer orgullosa y desdichada, temperamental y apasionada.

La secuencia de apertura es muy hermosa y viene a compendiar lo que se va a ver en la película. Hay momentos de buen cine, incluso de cine excelente. Y una mirada que casi siempre escapa de la frivolidad, aunque -como ya he señalado antes- lo que se cuente dé bastante lástima (una mujer encantadora y triste, que salta de cama en cama). Lo de no convertir la película en una sucesión de actuaciones es un enorme acierto, aunque se echa en falta un retrato más completo de la mujer y de la artista. Termino señalando algo que anoté nada más salir de la proyección: es la primera vez que veo una película con marcado acento andaluz sin experimentar vergüenza ajena. Mérito de los actores y de quien les dirige.

Alberto Fijo

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