Todo el que haya visto la primera versión de The Karate Kid (1984) recordará los elementos principales de la historia que la nueva versión sigue con fidelidad: un joven y su madre se trasladan a una ciudad nueva, en este caso también a otro país, China. Al chico no le gusta su nuevo hogar, pero en cuanto le sonríe una compañera de colegio la situación no le parece tan mala. Para su desgracia, en el colegio hay un matón, experto en kung-fu, que la toma con él.
La historia, como nos contó el productor Will Smith, padre del pequeño protagonista, “tiene elementos universales, de aprendizaje, de mejora, de superación y amistad que se pueden repetir continuamente durante siglos”. La película es la misma, pero no sólo se actualiza sino que se aporta algo nuevo, al localizarla en China.
El joven Jaden Smith tiene aplomo ante la cámara y una expresividad extraordinaria. La historia de acoso escolar, desgraciadamente actual, es un elemento nuevo y creíble. En cuanto al papel del señor Miyagi, Jackie Chan era la elección natural, un gran luchador que prefiere la interpretación a la pelea, y tiene la actitud del viejo sabio, duro por fuera pero de corazón generoso. Lo mejor de la cinta es la relación profesor-alumno, y todo el proceso de aprendizaje del chico.
La película dura demasiado, el romance no está bien perfilado y hay varios excesos de violencia que no la hacen recomendable para niños. Está bien rodada y no por conocida, la historia deja de emocionar.