Nacido en Chicago en 1952, Robert Zemeckis se convirtió en uno de los referentes del cine de los años 80 y 90 del siglo pasado gracias a películas tan populares como Tras el corazón verde (1984), la trilogía Regreso al futuro (1985-1990), la fantasía animada ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) o la dramedia Forrest Gump (1994), con la que ganó los Oscar a mejor película y director. Desde entonces se ha dedicado a hacer experimentos, casi todos fallidos, de los que cabe salvar sus dos filmes navideños animados con captura de movimiento: The Polar Express (2004) y Un cuento de Navidad (2009).
Ahora, tras otra larga época de sequía artística, al menos ha conseguido generar división de opiniones con su última película: Here (Aquí). El guion de Eric Roth y el propio Zemeckis –complejo y sencillo a la vez– adapta la novela gráfica homónima, publicada por el estadounidense Richard McGuire en 2014.
Se trata de un ambicioso fresco de la gran historia de Estados Unidos a través de diversas pequeñas anécdotas cotidianas que acontecen dentro y alrededor de un único encuadre fijo en Pittsburgh, frente a una casa colonial que perteneció a William Franklin, hijo de Benjamin Franklin. Un aquí que es mostrado desde la creación del mundo hasta la actualidad, pasando por el meteorito que acabó con los dinosaurios, el auge y la decadencia de los indios originarios, la llegada de los colonos anglosajones, la guerra de independencia, la de Secesión, el acelerado desarrollo de los siglos XX y XXI…
Ciertamente, que la cámara no se mueva ni un milímetro, que todo lo que pasa ante ella sea necesariamente episódico, que las idas y venidas en el tiempo no tengan un claro sentido narrativo, que los actores envejezcan y rejuvenezcan digitalmente según les obligue la trama y que haya constantes cambios de ambientación dentro del encuadre exige bastante esfuerzo al espectador y seguramente a algunos les distraiga y a otros les irrite. Porque, además, las subtramas que se entrecruzan son desiguales en cuanto a belleza y profundidad, y no van más allá de una sencilla y esperanzada reivindicación de la familia, el amor y la naturaleza frente a la violencia, las propias bajezas y el progreso sin sentido ético.
Pero, a la postre, el conjunto deja buen sabor de boca, porque su audaz planteamiento, su esmerada puesta en escena, su fluido montaje y unas meritorias interpretaciones, sobre todo de Tom Hanks, Robin Wright —la pareja romántica de Forrest Gump— y Paul Bettany, arrancan una docena de momentos de gran belleza, hondura dramática e incluso crítica política y social, reforzados por la alta capacidad emocional de la música de Alan Silvestri.
En este sentido, Here (Aquí) lleva al límite una de las muchas secuencias magistrales de Smoke (1995), de Wayne Wang, con guion de Paul Auster. En ella, el entrañable dueño del estanco, Auggie Wren (Harvey Keitel), muestra al prestigioso escritor en crisis Paul Benjamin (William Hurt) la gran obra de su vida: las fotos que lleva haciendo a diario desde hace años con el mismo encuadre de su calle de Brooklyn. El novelista las va viendo sin mucho interés e incluso dice: “Pero si son todas iguales…”. Hasta que pasa otra página del álbum y en una de las fotos aparece bellísima, casi en primer plano, su propia esposa, que ha fallecido hace poco y cuya ausencia es la causa de su crisis creativa.
Hay unos cuantos de estos destellos de luz en Here (Aquí). A mí me valen.
Jerónimo José Martín
@Jerojose2002
Un comentario
atención a Thornton Wilder, Our town