Guantanamera

Directores: Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Intérpretes: Jorge Perugorría, Mirtha Ibarra, Carlos Cruz.

En Guantanamera, Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío (Fresa y chocolate) vuelven a hacer una radiografía autocrítica de la sociedad cubana actual. Esta vez, con un tono decididamente cómico, a medio camino entre el humor esperpéntico y el realismo mágico.

La trama -un road-movie de enredo- describe el viaje de dos singulares comitivas desde Guantánamo hasta La Habana. Por un lado marcha el cortejo fúnebre de una anciana cantante, dirigido por un meticuloso funcionario que quiere recuperar el favor del régimen. Le acompañan: su sufrida esposa, una profesora apartada de la enseñanza por su ideas liberales; un anciano músico, que estaba enamorado de la difunta; y el chófer, experto en el mercado negro. Su camino se cruzará de un modo rocambolesco con el de un camión, uno de cuyos conductores, ingeniero y seductor, está enamorado de la profesora, de la que fue alumno.

En su sólido guión y en su agilísima puesta en escena, Gutiérrez Alea y Tabío demuestran un control total de los hilos tragicómicos del relato. Los personajes están definidos con detalle y bien interpretados, de modo que las situaciones que provocan resultan creíbles. A través de esas situaciones, disparatadas y a la vez muy cotidianas, se ofrece un complejo mosaico de la sociedad cubana actual, obligada a aguzar el ingenio para poder sobrevivir en unas condiciones muy difíciles. La acción avanza apoyándose en una fragmentada versión de la canción Guantanamera, planteada a modo de didáctica explicación en off de la historia.

La película mantiene un tono amable, y disimula su fuerte carga de crítica social entre constantes gags, que provocan con inteligencia la carcajada. En el análisis de Gutiérrez Alea y Tabío se aprecia su anterior aceptación del comunismo castrista. Quizá por eso mismo, por plantearlas desde dentro, sus críticas al régimen cubano no resultan sectarias. Sin embargo, la visión del hombre que ofrecen es demasiado radical y limitada en otros aspectos, sobre todo en la aceptación del permisivismo sexual -sólo mostrado explícitamente en una secuencia- y en la ausencia casi total de referencias a lo espiritual. Sin duda, estas debilidades empobrecen un poco las enormes cualidades argumentales y fílmicas de la película.

Jerónimo José Martín

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