Hace cuatro años, la productora gallega Dygra estrenaba «El bosque animado», ambicioso largometraje español de animación 3D. Los resultados artísticos fueron irregulares, pero la película funcionó en taquilla y permitió a Dygra la realización de «El sueño de una noche de San Juan», con el doble de presupuesto que su antecesora, pero con resultados igualmente irregulares.
Libre adaptación de la obra teatral «Sueño de una noche de verano» de Shakespeare, la película parte de la leyenda que asegura que en la noche de San Juan los humanos pueden acceder al País de Fantasía, habitado por duendes, hadas y brujas. Para devolver la ilusión al deprimido Duque Teseo, viaja allí su hija Elena, una joven inteligente y pragmática, que no cree en los cuentos. Le acompañan sus dos pretendientes: el despistado Lisandro, ayudante de su padre e inventor como él; y el malvado y avaricioso banquero Demetrio. Y, en cuanto entran en Fantasía, se les unen todo tipo de duendes y seres de ensueño… y de pesadilla.
Respecto a «El bosque animado», mejoran la música y las canciones -mucho más modernas-, el diseño de personajes y fondos -casi siempre imaginativo- y la animación, sobre todo en gestos, aunque sigue mostrando graves limitaciones en los movimientos de los personajes humanos. Pero, como su antecesora, chirría en su guión, con demasiados personajes poco perfilados y muy irregular en su despliegue de momentos dramáticos y cómicos. El tono mágico-ecológico y su reivindicación de la utopía adopta unos tintes algo paganos y hedonistas, no muy desagradables, pero confusos para los niños y moralmente superficiales.
Jerónimo José Martín
