El secreto de Joe Gould

Guion: Howard A. Rodman.
Intérpretes: Ian Holm, Stanley Tucci, Hope Davis, Sarah Hyland, Hallee Hirsh, Celia Weston, Patrick Tovatt, Susan Sarandon, Patricia Clarkson.
104 min.
Jóvenes-adultos.

TÍTULO ORIGINAL Joe Gould’s Secret

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Ganador de numerosos premios, el neoyorquino Stanley Tucci es un actor muy apreciado por escenógrafos, directores de cine y críticos. En 1996, Tucci codirigió, coescribió y protagonizó Big Night, muy premiada en Estados Unidos. Dos años después escribió, dirigió en solitario, coprodujo y protagonizó Los impostores, aún inédita en España. Y ahora confirma sus dotes delante y detrás de la cámara en El secreto de Joe Gould, sobrio drama con un interesante argumento y un reparto espléndido.

El guión recrea la historia real de Joe Mitchell, un prestigioso periodista del The New Yorker, felizmente casado con una fotógrafa y padre de dos hijas pequeñas. El 12 de diciembre de 1942, Mitchell escribió un artículo titulado Professor Seagull (Profesor Gaviota), en el que relataba la singular historia de Joe Gould, un excéntrico escritor que vivía en Nueva York como un mendigo, ayudado por diversos amigos bohemios. Según él mismo, vivía del “aire, el amor propio, las colillas, el café de cowboy, los bocadillos de huevos fritos y el ketchup”. Y, también según él, estaba escribiendo una monumental Historia oral de nuestro tiempo, realizada a partir de los miles de retazos de conversaciones que había escuchado por las calles de la ciudad. En 1964, tras la muerte de Gould, Joe Mitchell publicó en The New Yorker un segundo artículo sobre él, titulado Joe Gould’s Secret (El secreto de Joe Gould). En 1965, las dos historias se publicaron juntas en un libro con el mismo título. En la actualidad, esos artículos se consideran hitos del periodismo de investigación y precedentes del Nuevo Periodismo.

La película ofrece una ambientación esmerada, una puesta en escena detallista y un tono introspectivo y elegante que sólo se rompe en un par de breves secuencias hiperrealistas, demasiado explícitas. Esa serena combinación de elementos estéticos subraya la alta calidad de todas las interpretaciones, y especialmente las de Ian Holm y Stanley Tucci, que rozan constantemente la perfección. De este modo adquieren entidad las inteligentes propuestas del guión, crítico con el materialismo y elogioso de la familia, la amistad y el trabajo bien hecho. En este sentido, resultan muy interesantes las reflexiones del film sobre la trascendencia de la creación literaria y de la labor periodística, y sobre la conveniencia de que ambas sepan encarnar las grandes ideas en el deambular cotidiano de la gente corriente.

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