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El francotirador

GÉNEROS,

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Violencia, Sensualidad

ESTRENO20/02/2015


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 16/15

Clint Eastwood cuenta la historia de Chris Kyle, francotirador del ejército estadounidense en la guerra de Irak. La película comienza de un modo clásico, con un convoy americano atravesando las calles de Faluya bajo la atenta mirada de Kyle, que lo custodia desde el tejado de una casa. Un flash-back muestra quién es Chris Kyle: un texano medio, poco cultivado, que realizaba trabajos temporales y acudía a rodeos para divertirse hasta que el 11-S le conmovió, y se alistó “para defender su país”. Su trabajo salva muchas vidas, pero le afecta profundamente.

A los ochenta y cuatro años, Clint Eastwood sorprende por su pulso firme, como uno de los directores que creen en la épica de la acción en las películas bélicas, y por su claridad de ideas al elegir qué y cómo narrar una historia. El francotirador cuenta la guerra de Kyle, y nada más. Eastwood no habla de tiempos ni de lugares, y evita polemizar sobre la guerra de Irak, ahora muy cuestionada en su país. Muestra claramente la absurda brutalidad de la guerra y cómo afecta a este francotirador, cuyo carácter se va enrareciendo, y convierte a su familia en otra víctima del conflicto.

La cinta de Eastwood se desarrolla en dos frentes: el militar y el civil. En Irak, Kyle añora a su familia; en Estados Unidos solo piensa en la guerra, en sus compañeros y en sus enemigos. Los dos frentes están subrayados por una sutil banda sonora, por una fotografía saturada para acentuar los contrastes, y por la interpretación de Bradley Cooper, que realiza por primera vez un gran trabajo dramático. La película recuerda la oscarizada En tierra hostil, otra cinta bélica e intimista que cuenta cómo la guerra afecta al soldado y cuestiona la noción de héroe; pero esta ofrece además algunos grandes momentos de acción al más puro estilo clásico.

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