El amor imperfecto

TÍTULO ORIGINAL L’amore imperfetto

GÉNEROS

Director y guionista: Giovanni Davide Maderna. Intérpretes: Marta Belaustegui, Enrico Lo Verso, Federico Scribani, Francesco Carnelutti. 92 min. Jóvenes-adultos.

En los últimos años, directores italianos como Gianni Amelio (Niños robados, Lamerica), Nanni Moretti (La habitación del hijo), Giuseppe Piccioni (Fuera del mundo) e incluso Roberto Benigni (La vida es bella) han generado una corriente de melodramas de profunda indagación ética. Ahora hay que añadir a esa jugosa lista al joven director y guionista Giovanni Davide Maderna, un milanés de 29 años que ha logrado en El amor imperfecto una de las mejores películas de la temporada. En ella confirma las buenas expectativas que creó con sus premiados cortos y con su primer largometraje, Questo è il giardino, mejor opera prima en el Festival de Venecia 2000.

El guión de El amor imperfecto se inspira en hechos reales que provocaron una encendida polémica en Ialia. Ese amor imperfecto del título es el que gozan y sufren Sergio, sencillo dependiente en un supermercado, y su esposa, Ángela, una chica de origen español y firmes convicciones católicas. Esas convicciones la llevan a rechazar el aborto y a dar a luz a su primer hijo, a pesar de que padece una incurable malformación congénita -una anencefalia-, que le matará en pocos días. Tras el bautizo del niño se multiplican los furibundos ataques de los medios de comunicación anticatólicos y de comunicantes anónimos, que consideran ensañamiento terapéutico y primitivismo religioso la actitud de esos padres que hasta han decidido ya donar los órganos de su hijo cuando muera. Ante esos ataques, y fascinada por el famoso milagro de Calanda -la documentada curación por intercesión de la Virgen de un hombre que había perdido una pierna-, Ángela redoblará sus oraciones pidiendo un milgro. Por el contrario, Sergio se irá hundiendo en la desesperación, acrecentada por la violación y el suicidio de una joven compañera de trabajo con la que Sergio estuvo la noche antes de que muriera. Además, este hecho le convierte en sospechoso ante el escéptico policía que dirige la investigación.

No es habitual encontrar una película actual que afronte con hondura temas tan peliagudos como el aborto, la eutanasia, el ensañamiento terapéutico, la fidelidad matrimonial, la paternidad, el laicismo o el sentido enriquecedor del sufrimiento. Y mucho menos que los enfoque desde el respeto hacia el catolicismo, incluso en su aceptación de las intervenciones extraordinarias de Dios. Se ve que debe ser cierta aquella afirmación de G. K. Chesterton en El candor del Padre Brown, citada expresamente en la película: «Lo más increíble de los milagros es que ocurren». Y algo de milagroso tiene esta película, muy a contracorriente del cine dominante.

Ciertamente, el desenlace abierto de la historia resulta desconcertante; pero, hasta llegar a él, se asiste a una memorable experiencia cinematográfica. Por un lado, el guión define maravillosamente a todos los personajes y oxigena el melodrama con una inteligente dosificación de la intriga policial. Por su parte, Marta Belaustegui y Enrico Lo Verso llevan a cabo un impresionante festival interpretativo, en el que tocan constantemente fibra emotiva con una sobriedad y una sutileza sorprendentes. Sostiene todo la solidísima puesta en escena de Maderna, costumbrista y psicológica a la vez, de contemplativo tempo lento, planificación sustancial, sugerente tratamiento fotográfico y una brillante partitura de Bernardo Bonezzi.

Quizá la insensible maquinaria empresarial del cine condene a El amor imperfecto al restringido circuito de arte y ensayo, cuando merecería distribución, promoción y exhibición masivas. En cualquier caso, bienvenidas sean películas tan valientes, desinhibidas y auténticas como ésta, que reconcilia al irregular cine europeo actual con sus antepasados más insignes.

Jerónimo José Martín

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