Tras el éxito de la novela de Miguel de Cervantes, su protagonista sale de su retiro para competir en Barcelona en un torneo. Le acompañarán su caballo Rocinante, el fiel Sancho que actúa como agente del caballero, y Rucio, el burro que sueña con aventuras. El viaje hasta Barcelona estará plagado de incidencias de todo género.
José Pozo (El Cid), con el aval de Filmax, el principal estudio de animación español, dirige esta solvente producción en 3D, original en su diseño de personajes, expresiva en su animación y esmerada en sus fondos. A la vista de esa buena factura técnica, es una lástima que el guión de Ángel E. Pariente sea tan elemental, con un abuso de la parodia anacrónica a lo Shrek, que en ocasiones incluye gags de dudoso gusto.
Se descuida en la película el tono de entrañable humanidad propio de Cervantes, así como su romanticismo y gran sentido del humor, fundamentos todos ellos del éxito del Quijote. Sólo en un par de espléndidos homenajes a los grabados de Gustavo Doré —uno realista y otro onírico— se aprecia lo que podría haber sido esta película si hubiera tenido un tono menos satírico y facilón.
