Director: Lawrence Guterman. Guión: John Requa y Glenn Ficarra. Intérpretes: Jeff Goldblum, Elizabeth Perkins, Alexander Pollock, Miriam Margolyes. 83 min. Jóvenes.
Hace seis años, la película australiana Babe, el cerdito valiente, de Chris Noonan, marcó un hito en el cine familiar gracias a la alta calidad de sus escenas con animales reales y animatronics (muñecos animados), y a la emotividad e inteligencia de su guión. La fórmula volvió a dar excelentes resultados en su secuela, Babe, el cerdito en la ciudad, de George Miller, y en otros buenos filmes familiares, como Los Borrowers, de Peter Hewitt, o Stuart Little, de Rob Minkoff. Ahora, hay que añadir a esa lista Como perros y gatos, con la que debuta como director Lawrence Guterman, que ya afinó sus dotes para la animación digital y los efectos visuales en Antz (Hormigaz).
El ágil guión mezcla las convenciones del cine de espías con las del género de intriga, y añade al cóctel unas jugosas gotas de cine negro. Así se relatan las andanzas de Lou, un cachorro de perro que ansía escapar de su granja y vivir mil aventuras. La oportunidad le llega cuando acaba casualmente como mascota del hijo de un científico loco que investiga una vacuna contra la alergia humana a los perros. Por su privilegiada situación, el cachorro es fichado como agente secreto por una sofisticada organización canina, en lucha permanente contra los gatos, que ansían convertirse en los mejores amigos del hombre. En concreto, un malvado gato, Mr. Tinkles, ha puesto en marcha una poderosa mafia gatuna con la intención de robar la medicina del loco científico, darla la vuelta y extender entre los humanos la alergia a los perros.
A partir de un guión plagado de gags originales y certeros en sus críticas sociales, Lawrence Guterman despliega un vistoso festival de animales, animatronics y efectos visuales, bien acompañado por las esforzadas interpretaciones del reparto humano y subrayado con eficacia por la partitura de John Debney.
Jerónimo José Martín