Una tímida diseñadora publicitaria es asesinada tras descubrir los turbios secretos de una multinacional de cosméticos. Pero un mítico gato egipcio convierte a la chica en Catwoman, la sucesora de una larga tradición de superheroínas con poderes felinos y un fuerte espíritu libertario. Esta renovada mujer, ahora agresiva y sarcástica, investigará el caso y vengará su propia muerte mientras vive un intenso romance con un policía atractivo y cariñoso.
Tras aparecer como un personaje secundario en Batman vuelve, de Tim Burton, la mujer-gata creada para el comic en 1940 por Bob Kane y Bill Finger se estrena como protagonista en esta película falllida en todos sus apartados. Por un lado, el francés Pitof, formado en el ámbito los efectos especiales, insiste en la ampulosidad visual y la confusión narrativa que ya mostró en Vidocq. Además, el guión en bobo y arrítmico, de modo que no tienen gracia sus golpes de humor, ni emotividad sus pasajes dramáticos, ni tensión sus secuencias de acción. Y, para más inri, los efectos visuales son lamentables, especialmente los torpes movimientos aéros de Catwoman, a años luz de las excelentes animaciones digitales de Spider-Man 2 o Yo, robot.
En cualquier caso, lo peor de esta película son sus personajes, todos ellos tópicos y sin perfiles dramáticos, con una visión hedonista y sexualizada de la vida. Hasta el enfrentamiento cara a cara, supuestamente eléctrico, entre Halle Berry y Sharon Stone no va más allá de un ridículo intercambio de maullidos y arañazos.
Jerónimo José Martín
