Primera película dirigida por dos actores, Stanley Tucci y Campbell Scott, que mereció el premio al mejor guión en el Festival de Sundance. Narra las andanzas de dos hermanos inmigrantes en Estados Unidos, que intentan sacar adelante un restaurante italiano. Uno tiene una mentalidad muy práctica, el otro es un artista culinario. La suerte del local se decide en una gran noche, con un menú lleno de exquisiteces, en la que esperan contar con la presencia de un importante hombre del mundo del jazz.
Película sencilla, sobria, en que se mezcla el reto de la supervivencia con la vida sentimental de los protagonistas. El costumbrismo italiano es creíble, a excepción de algún detalle más tópico, como el de la doble aventura amorosa de uno de los hermanos. La galería de tipos tiene interés, y hay secuencias resueltas con gran intensidad, como las del banquete -que nada deben envidiar a las de El festín de Babette y Comer, beber, amar- o la de la reconciliación de los hermanos en la cocina, con la consiguiente vuelta a la normalidad diaria.
José María Aresté
