Beautiful People

Director y guionista: Jasmin Dizdar. Intérpretes: Rosalind Ayres, Linda Basset, Charlotte Coleman, Edin Dzandzanovic, Nicholas Farrel, Julian Firth. 107 min. Jóvenes-adultos.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Londres, octubre de 1993. Mientras las selecciones de Inglaterra y Holanda se enfrentan en un partido de clasificación para el Mundial de fútbol, siguen llegando a la ciudad numerosos refugiados de la antigua Yugoslavia, asolada por la guerra en Bosnia. Un serbio y un croata se pelean en un autobús y terminan compartiendo habitación en un hospital. En la manzana de ese hospital se entrecruzan media docena de relaciones entre familias británicas y refugiados, que ponen de manifiesto que ningún hombre puede vivir aislado: lo que hace influye en los demás.

Jasmin Dizdar se inicia en el cine con una arriesgada obra coral que trata, con humor pero sin frivolidad, temas tan serios como la guerra, el racismo, la limpieza étnica, el aburrimiento de Occidente, el divorcio, las drogas, la criminalidad y un largo etcétera. La beautiful people que retrata es gente normal, capaz de un acto de generosidad cuando es preciso. Así, un joven holgazán y drogadicto, cruz para sus padres, encuentra sentido a su vida al ir accidentalmente a los Balcanes y participar allí en una evacuación de civiles bajo el fuego de francotiradores. O un ginecólogo, que ayuda a una pareja de jóvenes refugiados a salvar a la niña que no quieren tener, en un momento en que su propia familia está pasando por un mal momento. Él pondrá la frase final de la película: «La vida, si aprovechas sus buenos momentos, puede ser maravillosa».

Beautiful People no es un drama sentimental, pues Dizdar bebe en Chaucer y en Shakespeare. Pone en escena unos personajes -quizá demasiados- que sufren, pero que también ríen y aman. Su cámara es fría; guarda las distancias. Así mantiene el control sobre las diversas historias: con sobriedad, con planos objetivos, a menudo crueles, sin detalles superfluos, y con gran facilidad para saltar de una historia a otra. Solo se desequilibra brevemente en la aventura de un reportero gráfico de la BBC. La banda sonora, mezcla de temas clásicos y del folclore popular eslavo, acompaña eficazmente este entrañable retrato de buenos corazones.

Fernando Gil-Delgado

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