Las revelaciones sobre la “trama rusa” para influir en la opinión pública en EE.UU. muestran que las redes sociales son inevitablemente manipulables, y que la inteligencia artificial no va a arreglar el problema.
Las grandes plataformas digitales prometen combatir los bulos, pero no está claro el límite entre defensa de la verdad y censura, y además se reclama más transparencia a las redes sociales.
El presidente republicano está contribuyendo a empobrecer el debate público y a potenciar los antagonismos, dos errores que a menudo repiten sus críticos.
En la campaña electoral británica, las entrevistas en TV a los ciudadanos corrientes ponen más el foco en los líderes políticos que en los programas de los partidos.
Después de las elecciones norteamericanas, medios y plataformas tecnológicas se unen para promover una buena cobertura de las presidenciales francesas.
El “fact checking” no es la panacea para desactivar la demagogia de Trump: el nervio central de su relato seguirá intacto mientras los medios no se tomen en serio las percepciones de sus votantes.
Yago de la Cierva, coautor de “Cómo defender la fe sin levantar la voz”, destaca en esta entrevista la necesidad de dar razones que iluminen la postura de la Iglesia católica en cuestiones donde su visión choca con el discurso dominante.
Para tener una actitud crítica hay que ejercitar ciertos hábitos y evitar otros, sostiene el autor, que desvela algunas de las trampas intelectuales más difundidas hoy.
Un modo simple de zanjar los debates en temas controvertidos es asegurar que uno está en “el lado correcto de la historia”. Pero si algo enseña la historia es que no es fácil captar su sentido.
En los medios de comunicación italianos hay una devoción por el cambio en la concepción de la familia, que ignora el sentir de buena parte de la opinión pública, señala el intelectual Ernesto Galli della Loggia.