El frente único de los modernistas

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En Italia sigue siendo muy discutido el proyecto de ley que reconoce las uniones civiles también de parejas homosexuales y les otorga unos derechos equiparables a los matrimonios, así como la posibilidad de que un miembro de la pareja adopte a un hijo del otro. A juzgar por los sondeos y por las manifestaciones populares, el rechazo a la ley es fuerte; sin embargo, en la televisión y la mayor parte de la gran prensa parece contar solo la postura a favor.

El analista político Ernesto Galli della Loggia, exponente de lo que en Italia se considera el “área laica”, se pregunta en Corriere della Sera si la prensa ha sabido recoger la complejidad del debate y a qué se debe su parcialidad.

En primer lugar, destaca que en el debate ha habido una obsesiva presencia de los políticos, y no de la sociedad. El resultado ha sido “una sucesión, por lo general medio a gritos y con continuas interrupciones, de frases de un minuto, de afirmaciones no razonadas y repetidas sin tener en cuenta las eventuales objeciones”. Los propios moderadores televisivos “intervenían continuamente con sonrisitas displicentes, miradas de compasión y oportunas interjecciones para desacreditar las opiniones que no compartían. Que en nueve de cada diez casos eran las opiniones contrarias a la ley”.

Lo que le lleva a preguntarse, de modo más general, por qué los medios de comunicación y las producciones culturales privilegian constantemente “la opinión que podríamos llamar laico-progresista, favorable al cambio, a innovar, a cancelar todo lo que parece tradicional, comenzando –¿es necesario decirlo?– por la dimensión religiosa”.

Galli della Loggia se plantea cuál puede ser la sensación de esa parte del país –“no precisamente minúscula, creo”– que se ve continuamente excluida de los medios de opinión pública y considerada como una subespecie cultural.

El predominio “liberal” en los medios de comunicación y en la cultura puede explicarse porque tienen su histórica razón de ser en la libertad y en el anticonformismo. Aun así, Della Loggia se sorprende de “la unilateralidad excesiva, disfrazada de devoción por la Ilustración, de indiferencia por la opinión discrepante por parte del conocido periodista democrático’, o del célebre ‘profesor liberal’”. Pero sobre todo le llama la atención la devoción permanente por el cambio que domina en el debate público incluso cuando “se trata de temas como la enseñanza, la escuela, la vida sexual, la religión, la muerte, las relaciones con la cultura”, en los que “no resulta tan obvio qué quiere decir ‘progreso’, ‘democracia’ y demás”. 

Galli della Loggia se pregunta por qué los medios de comunicación privilegian constantemente “la opinión que podríamos llamar laico-progresista, favorable a cancelar todo lo que parece tradicional”

Galli della Loggia cree que, fuera de la mainstream de lo políticamente correcto, hay un buen número de italianos de todos los colores políticos que están a favor del pensamiento tradicional en estos temas. “Sin embargo, en el debate público del país no hay quien los represente desde un punto de vista cultural”. “En Italia, es bien sabido que la derecha tiene solo un carácter político. Desde el punto de vista ideal, cultural, antropológico, la derecha italiana no existe o es, en todo y para todo, similar al resto, más aún, por lo general es una mala copia. Ante un establishment tan ideológicamente blindado, ¿qué otra diversidad auténtica, ¿qué otras protestas son al final posibles, sino las destructivas ofertas del populismo?”

Lo que dicen los sondeos

El diagnóstico de Galli della Loggia sobre la opinión no representada se ve corroborado por los datos de más de veinte sondeos de medios de comunicación de todo tipo, nacionales o regionales, del norte y del sur, de derecha o de izquierda, según un resumen de Aldo Vitale, de la web Pro Vita.

“A fecha de 16 de febrero se observa el predominio de la opinión contraria a la adopción gay en un sondeo de La Stampa en el que el ‘no’ alcanza el 59%; en OggiTreviso, el 58% de los votantes se declara favorable al matrimonio tradicional entre hombre y mujer; en La Gazetta de Parma, el 60% de los votantes expresan su rechazo de las adopciones gais; un resultado similar (61%) se registra en Libero; en Foggiatoday los contrarios a las uniones civiles son el 66%. L’Adige revela que el 53% de sus lectores son contrarios a estas uniones, mientras que Gonews muestra que el 60% son contrarios tanto a las uniones como a la adopción”.

Los resultados más imponentes se alcanzan en el 61% de votos contrarios a la maternidad subrogada, registrado en Il Corriere della Sera; del 66% y del 68% de “noes” obtenidos por Sondaggi Fanpage respectivamente para las adopciones gais y las uniones entre personas del mismo sexo; del 63% contra las uniones civiles en Il Fatto Quotidiano. En la encuesta del Studiocataldi.it, la web más frecuentada por los profesionales del Derecho, los votos contrarios a la ley alcanzan el 80%, lo que indica las dudas de carácter estrictamente jurídico que surgen entre los especialistas.

“En suma –concluye Aldo Vitale–, la mayoría de los italianos es claramente contraria al vientre de alquiler, a la adopción del hijo de la pareja del mismo sexo y seguramente no es favorable a las uniones civiles, al menos entre parejas del mismo sexo, tal como está configurada en la ley Cirinnà que se está votando en el Senado”.

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