La educación suspende en América Latina

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Escuela en Lima, Perú (Foto: Charly Valdivia / Shutterstock)

Montevideo.— La pandemia agravó una situación que ya venía deteriorada en diferentes aspectos del aprendizaje; tres de cada cuatro estudiantes de 15 años carecen de habilidades básicas en matemáticas y la mitad no entiende lo que lee.

Una crisis educativa y de aprendizaje, agravada por la pandemia, se ha asentado en todos los países de América Latina y el Caribe. Las estadísticas de los últimos informes no resultan alentadores y el Banco Mundial (BM) habla de “la mayor crisis en un siglo”.

La situación queda en evidencia con los últimos datos del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por su sigla en inglés) de 2022 –publicados en diciembre de 2023–, implementado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La iniciativa encuestó a estudiantes de 15 años de 14 países latinoamericanos y caribeños sobre cuestiones de matemáticas, lectura y ciencias.

Pérdidas de aprendizaje en las disciplinas básicas

Los resultados arrojaron que, en promedio, el 75% de los alumnos se encuentra por debajo del nivel básico de competencia en matemáticas y el 55% está por debajo en lectura. Al comparar los resultados en matemáticas de los estudiantes de América Latina con la media de la OCDE, resulta que el déficit de aquellos equivale a cinco años menos de escolarización.

Ya antes de la pandemia, más de la mitad de los estudiantes al final de la etapa primaria no eran capaces de entender textos simples.

Como señala el BM en una publicación de enero pasado, “los resultados del aprendizaje se están moviendo en la dirección equivocada, porque hay un aumento del bajo rendimiento. Esto es particularmente evidente en matemáticas, cuando se compara con la encuesta PISA de 2018”.

La institución remarca que no se puede culpar “de todo” a la pandemia. En primer lugar, porque “los estudiantes del PISA de 2022 tenían 13 años cuando cerraron las escuelas, y probablemente estaban más familiarizados con la tecnología y eran más capaces de aprender de forma independiente”. Pero, sobre todo, porque la “profunda crisis de aprendizaje” viene de antes de la pandemia. Ya en 2019, el 53% de los niños que terminaban la escuela primaria en América Latina y el Caribe no podía leer ni entender un texto simple. Luego, con el cierre de las escuelas, se estima que ese porcentaje se expandió al 64% en toda la región.

“Lo que más nos preocupa son las pérdidas de aprendizaje entre los niños en edades de educación infantil y para los escolares de segundo a sexto curso. En esos cursos se adquieren las competencias básicas de lectura y escritura. Si la recuperación no continúa, es posible que veamos grandes diferencias de aprendizaje en la próxima ronda de PISA”, añade el texto del BM. “Estos resultados de rendimiento son preocupantes para la prosperidad y la cohesión social de la región, ya que una mano de obra con escasa formación no es competitiva”.

En otra investigación del BM en colaboración con la Unesco, titulada Dos años después: salvando a una generación, se hace un llamado “urgente” para mitigar la crisis de aprendizaje, que ahondó las desigualdades regionales. En línea con el informe PISA, el estudio asevera que uno de cada cinco estudiantes de sexto grado en América Latina y el Caribe (ALC) “no alcanza el nivel mínimo de comprensión lectora” lo que supone haber retrocedido más de 10 años en este baremo.

De los cierres por Covid al abandono escolar

En cuanto a los efectos del periodo pandémico, el BM destaca que “los estudiantes de América Latina vivieron algunos de los cierres de escuelas más largos del mundo, lo que hizo que la crisis de aprendizaje ya existente empeorara”.

“Es preocupante también que las menores tasas educativas lleven a una menor participación en las instituciones políticas y sociales, además de mayor delincuencia y violencia. Pero la mayor catástrofe, sin duda, es la desigualdad, especialmente en una región como América Latina, que, según algunos indicadores, es la más desigual del mundo”, agrega ese reporte.

Ese registro queda aun más evidente en el informe llamado Situación de la pobreza de aprendizaje a nivel mundial: actualización 2022, que vio la luz a mediados de ese año, y en el que se sitúa a ALC como la segunda peor región del mundo según este indicador, sólo por debajo del África subsahariana.

Durante la pandemia, dice, unos 17 millones de niños y adolescentes se vieron privados de educación presencial durante aproximadamente uno de cada dos días efectivos de clase. “Esto los coloca en riesgo de abandonar los estudios por rezago académico”. Los resultados de lectura, de escritura y de matemáticas del nivel primario “caerían a niveles similares a los de hace más de diez años, en un contexto en el que las mejoras ya eran de por sí muy lentas”.

Cuatro años para recuperar el nivel

Los expertos educativos regionales apuntan que, para mejorar y salir adelante, se necesita recuperar las pérdidas de aprendizaje en matemáticas, en especial entre los alumnos adolescentes, e implementar medidas para reforzar los resultados en otras materias, como lectura y ciencias.

De acuerdo a Jaime Saavedra, director de desarrollo humano para la región del BM y ministro de Educación peruano entre 2013 y 2016, la recuperación regional educativa tomará hasta cuatro años.

Para salir de la crisis, es necesario invertir en la formación de los educadores y tratar de amortiguar los efectos de las desigualdades socioeconómicas entre alumnos

América Latina “en general” vive “una crisis educativa”, dice en una entrevista con la agencia Efe en mayo pasado. “En los últimos 40 años, los chicos han empezado a ir a la escuela y tenemos tasas de matrícula mucho más altas en la primaria. No son perfectas todavía, pero mucho más altas en la primaria; pero lamentablemente muchos de esos chicos no están aprendiendo”, destaca.

Al mismo tiempo, Saavedra llama a los países a invertir en la formación de los educadores: “Hacer esas inversiones es algo que tenemos que lograr de manera acelerada e intensiva durante los próximos tres o cuatro años para poder recuperarnos del shock que significó la pandemia”.

Mercedes Mateo, responsable de educación en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), afirma, por su parte, que no solo se debe incrementar la inversión, sino también sacar el mejor provecho de los recursos existentes. “Si no solucionamos estas brechas de aprendizaje pronto, nuestros jóvenes no tendrán las habilidades que el mercado laboral del futuro demanda”, indica.

El BID también ha publicado su propio reporte sobre la situación, titulado El aprendizaje no puede esperar. Lecciones para América Latina y el Caribe a partir de PISA 2022, en el que busca entender las razones que se hallan detrás de la crisis educativa de la región.

Una de ellas es la brecha social entre los alumnos, que ahonda las diferencias educativas. “Sabemos quiénes son esos estudiantes rezagados, dentro de cada país. Y es que existe una enorme desigualdad por nivel socioeconómico: el 88% de estudiantes de bajos ingresos tiene bajo desempeño en matemáticas, en comparación con el 55% en los estudiantes más ricos”.

En la investigación se recomiendan varias “soluciones que funcionan”, como medir los aprendizajes para saber dónde se está y lograr un sentido de propósito y de dirección. También se pide invertir más, pero, sobre todo, hacerlo mejor: “Invertir en los programas que sabemos que son efectivos y marcan la diferencia en términos de aprendizaje”, asevera el BID.

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