Xavi Puebla sorprende con un crudo retrato de las consecuencias de la crisis que huye del cine social y se acerca al “thriller” y al cine negro nórdico.
La película, entre la fábula y la utopía, no logra dar vida y emoción auténticas a unos diálogos librescos enmarcados en situaciones con frecuencia irreales.