Joachim Paul Assböck

La historia picaresca de unos judíos alemanes, supervivientes del Holocausto, que tras la guerra montan un próspero negocio.
Spielberg recupera el nivel de sus mejores obras con una sátira sobre la guerra fría y el espionaje que cuenta con habilidad un caso real.
Oscar al actor de reparto (Mark Rylance).
La historia de dos jóvenes españoles que emigran a Alemania en busca de trabajo tenía base para una buena comedia dramática, pero se queda en una exhibición de humor basto.
La adaptación del “best-seller” de Markus Zusak tiene tanta fuerza como la historia original, aunque le falta emoción.
Gran película histórica del maestro Wajda sobre el asesinato a manos de los soviéticos de la oficialidad polaca en los bosques de Katyn. Serena y llena de humanidad.
Impactante acercamiento a la historia del grupo terrorista alemán, con una inteligente adaptación de la novela de Stefan Aust a cargo del guionista de El hundimiento.
Varsovia, 1939. El pianista polaco de origen judío Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) interpreta un tema de Chopin en la radio nacional de Polonia mientras la aviación alemana bombardea la capital. El régimen nazi ha invadido el país, y como hace en otros países invadidos, lleva a cabo la misma política con respecto a los judíos. Así Szpilman y toda su familia -sus padres, su hermano y sus dos hermanas- se ven obligados a dejar su casa y todo lo que les pertenece para trasladarse con miles de personas de origen judío al ghetto de Varsovia. Mientras Wladyslaw trabaja como pianista en un restaurante propiedad de un judío que colabora con los nazis, su hermano Henryk (Ed Stoppard) prefiere luchar contra los nazis. Pero tres años más tarde, los habitantes del ghetto son trasladados en trenes hacia campos de concentración.

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