Para Benedicto XVI, la función que los medios de comunicación desempeñan hoy es parte de la visión que se ofrece del hombre y de la visión que el hombre tiene de sí mismo.
Benedicto XVI aborda en su segunda encíclica un tema clásico del cristianismo, pero lo confronta con las respuestas que la filosofía y la política han dado a la necesidad humana de esperanza.
La denuncia sobre la falta de conexión entre los intereses de la vida política, por un lado, y la realidad y necesidades del país, por otro, está ocupando un espacio cada vez mayor en el debate público italiano.