El auge de los llamados parques temáticos (266 millones de visitantes y una facturación de 7.500 millones de dólares en 1997 en todo el mundo) es un ejemplo de la buena salud de la economía de la diversión.
Con una visión ilustrada, se pensó que bastaría la instrucción racional para desterrar problemas como el fracaso escolar o profesional, la violencia, la inestabilidad familiar... El libro de Daniel Goleman Emotional Intelligence (1) señala que el analfabetismo emocional está en la raíz de muchos de estos problemas.