Quienes alaban o atacan el premio concedido por la Academia sueca a Doris Lessing porque su obra se haya considerado feminista, ignoran que ella abomina de etiquetas y corrección política.
Al premiar a Al Gore y al IPCC por advertir contra las posibles consecuencias del cambio climático, el Comité Nobel muestra tener una singular idea de la paz.
Representantes católicos y judíos han defendido la legitimidad de la construcción de mezquitas en Alemania, refutando las posturas de intelectuales y políticos que han criticado la islamización creciente del país.
La Educación para la Ciudadanía, que debe servir para explicar los derechos y libertades, ha provocado curiosamente que algunos pidan la censura de los manuales que no les gustan.
“A veces parece que de lo que se trata es de excluir la posibilidad de la verdad... como si todo el que aspira a la verdad fuera un fanático”, escribe Ignacio Sánchez Cámara.
Las cifras que están suministrando algunas Consejerías de Educación de las CC.AA. son un reflejo de la improvisación y falta de preparación con que se está afrontando por la Administración la implantación de la nueva asignatura.
Un artículo en la prensa británica refleja el impacto negativo que el cambio de postura sobre el aborto está teniendo en los grupos locales de Amnistía Internacional.
El encuentro de los jóvenes italianos con Benedicto XVI en Loreto deja un mensaje de aliento, valentía y compromiso con los demás. El Papa pidió también su compromiso con el medio ambiente.
Según Julián Martín, presidente de la Asociación de Catedráticos de Instituto, la Educación para la Ciudadanía, tal como está planteada, lleva a “un conflicto gratuito en la sociedad y en los centros”.
No se trata de una posición de resistencia civil, sino la oposición al cumplimiento de un deber general por un motivo tan arraigado en la esencia de los derechos de libertad como el que el artículo 27.3 de la Constitución reconoce y garantiza a los padres.
El acuerdo de la archidiócesis de Los Angeles y cientos de demandantes por abusos sexuales devuelve al primer plano la crisis vivida en 2002, y también la incoherencia de algunas críticas a la actuación de la Iglesia.