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Más universidades con la marca Soros

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A finales de enero, durante la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, el multimillonario George Soros anunció que había asignado 1.000 millones de dólares a la creación de una red de universidades enfocada en la promoción de “sociedades libres”. El proyecto, denominado Open Society University Network (OSUN), será dirigido por Leon Botstein, presidente del Bard College de Nueva York y firme defensor del libre debate en el ámbito académico.

Botstein, citado por el Wall Street Journal, señaló que la iniciativa impulsará la colaboración entre varios centros de educación superior de todo el mundo en cuanto a programas de grado y planes de estudio, y que los matriculados recibirán, una vez egresados, un título local y otro con validez en EE.UU.

Tanto el Bard College como la Universidad Centroeuropea (CEU) –que tenía su sede en Budapest hasta que el gobierno húngaro le enseñó la puerta de salida en 2017, y que hoy se asienta en Viena– liderarán la OSUN, formada por instituciones educativas de lugares tan disímiles como EE.UU., el Reino Unido, Palestina, Kenya, Bulgaria, Kirguistán, Vietnam, etc. Según la web del proyecto, a la integración de planes de estudio, cursos e iniciativas de investigación, la plataforma sumará la colaboración de museos, centros artísticos y culturales, y think tanks de diversos campos.

Soros, que no ve con buenos ojos a regímenes totalitarios como el chino o a semidemocracias como la rusa, pone en pie así una red educacional que se encargará de “difundir el pensamiento crítico y la discusión intelectual abierta para fortalecer los cimientos de la sociedad abierta, en medio del actual resurgimiento autoritario”.

Que el magnate húngaro-estadounidense se cree elegido para, dinero e influencias mediante, modelar las sociedades contemporáneas según sus propias ideas, está fuera de toda duda. De hecho, hace unas décadas lo confesó sin mayores ambages a su biógrafo, el periodista Michael T. Kaufman: “Mi objetivo es convertirme en la conciencia del mundo”. Y el de ahora parece un paso más.

La OSUN pretende “fortalecer los cimientos de la sociedad abierta, en medio del actual resurgimiento autoritario”.

El largo brazo de la Open Society

Pero con tal patrocinador, una idea como la OSUN no puede pasar sin despertar suspicacias. “Para Soros, ha llegado la hora de que la Open Society Foundation, el vehículo a través del cual financia miles de iniciativas para avanzar su agenda política, levante esta nueva e innovadora red que el mundo necesita realmente”, ha ironizado el secretario de Estado húngaro para la Diplomacia Pública, Zoltán Kovács. “Todo lo que tienen que hacer es escuchar al propio Soros, que es meridianamente claro en su determinación de sacar adelante su agenda de sociedad abierta”, añadió.

La “agenda de Soros”, tan multidireccional, es bastante pública. En la web de la Open Society, la institución se congratula, por ejemplo, de haber “ayudado a [varias] organizaciones a ganar en 2015, en la Corte Suprema [de EE.UU.], el caso por el que se declaró legal el matrimonio igualitario en los 50 estados. La decisión es una de las más relevantes victorias políticas en la historia moderna de EE.UU. y refuerza nuestra determinación de apoyar a docenas de organizaciones que en todo el mundo están luchando por los derechos LGTB”. Es razonable, pues, que la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA) nombre con gratitud a la Open Society entre sus benefactores.

Otras organizaciones hacia las que fluye el dinero de la “conciencia del mundo”, por medio de su Fundación, son el Center for Reproductive Rights, NARAL Pro-Choice America, la National Abortion Federation y Planned Parenthood, entidades cuyo común denominador es la promoción activa del aborto en EE.UU. y en el exterior. De hecho, la última mencionada dice trabajar junto a 120 asociaciones de África y América Latina para “hacer avanzar los derechos” de mujeres y familias “vulnerables”).

La Open Society se congratula de haber apoyado activamente a asociaciones LGTB para lograr la aprobación del matrimonio homosexual en EE.UU.

De igual modo, asuntos tan controversiales como la legalización del cannabis cuentan con un adalid en Soros, que ya en 2010, en los días previos a una votación sobre el tema en California, escribió un artículo en el Wall Street Journal titulado Por qué apoyo la marihuana legal. Pero el Golden State se le quedó pequeño al inversor, y bastante más allá de las fronteras estadounidenses, en Uruguay, contribuyó con el gobierno del entonces presidente José Mujica y con la organización Regulación Responsable, para impulsar allí la legalización del narcótico.

¿Una red al servicio de Soros?

Dado que varias de las causas que impulsa la Open Society Foundation son, por su fuerte carga ideológica, objeto de división social, la duda es si se podrá sostener posturas contrarias a ellas en una red de instituciones con semejante mecenas, y si estas, donde cada vez cala más lo políticamente correcto, no se convertirán en simples cajas de resonancia de una única línea de pensamiento.

El director de la OSUN, que se enorgullece del clima de tolerancia que reina en el Bard College, donde los estudiantes de izquierda escuchan a los ponentes conservadores y no los echan, como sí ha sucedido en otras universidades, ha accedido a contestar a Aceprensa algunas interrogantes:

— Sr. Botstein, ¿cómo pudiera una red como esta animar el debate de ideas en un mundo universitario tan contaminado por la corrección política?

La red internacional de universidades empleará a profesionales con un currículum de artes liberales, y se enfocará en el pensamiento crítico y el debate abierto, con la misión fundamental de desafiar cualquier ortodoxia, la corrección política entre ellas.

— ¿Podría aplicarse el modelo del Bard College, de respeto a la pluralidad de opiniones, en un número tan amplio de instituciones?

Hay que decir que el respeto a la pluralidad es fundamental en la educación superior. La sustancia de lo que hacemos está fundada en nuestra creencia en la importancia del debate de ideas contrarias, de examinar argumentos, y de emplear métodos de investigación que posibiliten el libre debate en las aulas, con independencia de las dimensiones de la institución. Y hay más puntos en común entre las universidades de lo que a menudo se cree.

— ¿No hay cierto riesgo de que la OSUN sea percibida como una simple extensión de la, a menudo controversial, agenda del señor Soros?

No, esta es una subvención de una fundación específicamente para la educación, de apoyo a los ideales de libertad, apertura y tolerancia, y opuesta al sectarismo. En tal sentido, los objetivos de la OSUN pueden entrar en conflicto con algunas agendas locales o regionales que quieren subordinar la enseñanza a una ideología determinada. Pero esto no va de política, sino de educación.

— ¿Cuál será su sello personal en este proyecto?

La única marca que desearía dejar en la OSUN es que esta se convierta en una empresa que brinde educación superior de alta calidad en aquellos sitios y para aquellas personas que normalmente no pueden acceder a ella.

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