La fundación de Soros cambia sus prioridades

publicado
DURACIÓN LECTURA: 9min.
Soros
George Soros con su hijo Alex (foto: @AlexanderSoros / X)

George Soros con su hijo Alex (foto: @AlexanderSoros / X)

Open Society Foundations (OSF), la organización filantrópica creada por el multimillonario George Soros, va a dar un giro a sus actividades. Su nuevo presidente, Alex Soros, hijo del fundador, ha decidido dar menos dinero a las ONG de la UE para centrarse en el este del continente, y gastar más en la política estadounidense con el objetivo de evitar que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.

George Soros, con su capital de 25.000 millones de dólares, es considerado uno de los mayores promotores de causas progresistas en el mundo, junto a Bill Gates y otras grandes fundaciones como la Ford o Rockefeller. Por medio de OSF, que es una red de fundaciones, financia con cuantiosas donaciones (unos 1.500 millones de dólares al año) organizaciones abortistas, ecologistas, feministas, LGTB, o favorables a la despenalización de las drogas… También da dinero para educación superior, la lucha contra la corrupción y el racismo, la ayuda a inmigrantes… y otras que entran en su ideal de fomentar “sociedades abiertas”, en expresión tomada del filósofo Karl Popper, de quien fue discípulo.

Es cierto que Soros no tuvo siempre esa fama, ni su idea de “sociedad abierta” suscitaba la admiración de la izquierda –y tampoco de una parte de la derecha–. Como recuerda el comentarista Thomas Fazi en UnHerd, hace veinte años la opinión más común era que Soros había sido la punta de lanza del neoliberalismo en el antiguo bloque soviético durante los años ochenta y noventa. Según la semblanza que publicó The New Statesman en 2003, citada por Fazi, Soros preparó “la posterior colonización de Europa del Este por el capitalismo global”. Usaba la Central European University (CEU), que fundó en Budapest, para “propagar descaradamente el ethos del capitalismo neoliberal y formar a la siguiente generación de líderes políticos proamericanos en la región”, según el autor de la semblanza, Neil Clark.

Con el tiempo, su apoyo a causas culturales y sociales típicas del progresismo actual, y el haberse ganado la enemistad del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, borró su antigua etiqueta de neoliberal. Si realmente el millonario norteamericano de origen húngaro quiso formar líderes afines a su proyecto, no siempre ha tenido éxito, y menos en su país natal. Orbán, que cuando era estudiante recibió una beca Soros, es manifiestamente contrario a esas ideas, y forzó el cierre de la CEU en Budapest mediante una ley que exigía a las universidades internacionales tener sede en el extranjero para operar en Hungría. La CEU se trasladó a Viena, y aunque luego el Tribunal de Justicia de la UE declaró inválida la ley, Soros renunció a restaurarla en Budapest. Ahora ha anunciado Alex Soros que el dinero de OSF ya no fluirá a Hungría tan abundante como antes, y tampoco a los otros países de la UE, aunque no por eso dejará de apoyar el aborto y lo demás.

Influencia política

Alex Soros, nacido en 1985 del segundo matrimonio de su padre, fue elegido para dirigir OSF en diciembre pasado, y ha ido preparando el cambio de prioridades que ha hecho público este mes. Doctor en Historia y Filosofía por la Universidad de Berkeley, en la primera entrevista tras su nombramiento, concedida en junio a The Wall Street Journal, dijo que pensaba como su padre, pero –añadió– “yo soy más político”.

Ya antes, el complejo Soros era activo en política. Democracy PAC, su “comité de acción política” (PAC: así se llaman en EE.UU. las organizaciones privadas que financian campañas electorales u otras causas políticas), ha dado dinero, por ejemplo, a candidatos demócratas como Barack Obama, a favor de la legalización de la marihuana, o para la elección de fiscales y responsables de seguridad ciudadana que propugnan bajar la tasa de condenas a prisión.

Alex está más interesado en la política norteamericana, y en estos momentos le inquieta la posibilidad de que Donald Trump, u otro republicano por el estilo, gane las elecciones presidenciales de 2024. Por eso ha decidido que Democracy PAC –que él también dirige– gaste más en la campaña. Pero cree que los demócratas no deben tomar un cariz radical: “Nuestro bando –dice en la entrevista– tiene que ser más patriótico e inclusivo. Solo porque alguien vote a Trump, no quiere decir que sea un caso perdido o un racista”. También se ha manifestado crítico con la “cancelación” que se practica en muchas universidades norteamericanas.

Soros se propone contribuir a que los países de los Balcanes entren en la UE

El empeño de Alex Soros invita a plantear la vieja cuestión de si es correcto que un millonario pueda, gracias a su dinero, tener una influencia en la política que está fuera del alcance de los demás ciudadanos. Él se justifica porque otros lo hacen: “Por más que me gustaría sacar el dinero de la política, mientras los del otro lado lo sigan metiendo, tendremos que hacer lo mismo nosotros”. Lo que no sirve de mucha justificación, pues los del “otro lado” pueden decir lo mismo, y ya resulta estéril intentar remontarse a los orígenes para averiguar quién empezó.

Viraje al Este

El otro giro que quiere imprimir Alex Soros a OSF afecta a Europa. Mantendrá la actividad en Latinoamérica, que él mismo, en 2017, cuando era consejero en vez de presidente, impulsó subiendo las donaciones destinadas a la región de 12 a 60 millones de dólares anuales. Un tercio de ese dinero fue en 2021 a Brasil, según un recuento de Gazeta do Povo. En ese país, OSF financia, entre otras cosas, el movimiento LGTB, el de igualdad para los negros, algunas ONG que abogan por despenalizar la droga y otras ecologistas, como el Instituto Clima e Sociedade, que recibió 1,5 millones de dólares, más que cualquier otra del país.

Donde más se notarán las nuevas prioridades de Soros es en los países de la UE. En un artículo para la revista Politico, el propio Alex Soros explica que OSF seguirá prestando gran atención a Europa, pero las circunstancias actuales imponen un viraje al Este. Con ese fin, se retirará de algunas áreas de actividad y reducirá personal y estructura en el ámbito de la UE. Concentrará sus esfuerzos en Ucrania (a la que OSF ha dedicado más de 250 millones de dólares desde 2014, señala Alex), a Moldova y al Oeste de los Balcanes. El objetivo es contribuir a que esos países (Serbia, Bosnia y Herzegovina, Albania, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte) ingresen en la UE, lo que, según Alex Soros, es “vital” para la estabilidad de la región.

La otra nueva prioridad de OSF en Europa son los gitanos: unos diez millones, de los que la gran mayoría viven en el Este del continente. OSF va a crear una fundación específica para ellos, a la que dotará con 100 millones de euros.

Recortes en la UE

Esto supondrá que a las ONG de la UE dejará de llegar gran parte de los fondos que OSF les destinaba (unos 200 millones de dólares en el último año). “Ha sido un golpe, una sorpresa”, dice a Le Monde Nick Aiossa, director de Transparency International para Europa, que recibe de OSF un tercio de su presupuesto. Otras organizaciones perjudicadas son la francesa Amis de la Terre (más de 100.000 euros le ha dado OSF en este año) o Civil Society Europe, una coordinadora de ONG activas en la UE en las causas sociales que suele financiar OSF.

En comparación con las subvenciones de la UE, las de la fundación de Soros son más rápidas y tienen menos requisitos administrativos y de control

Los recortes se notarán más en Hungría, donde las ONG en sintonía ideológica con Soros están excluidas de ayudas oficiales. Sin las de OSF, la rama húngara de los Comités Helsinki, que vigilan el respeto de los derechos humanos, pierde el 12% de su presupuesto actual; K-Monitor, una organización contra la corrupción, se queda sin 50.000 euros anuales.

El dinero no es lo único que estos grupos echarán de menos con el giro de Soros. Como dice Carlotta Besozzi, de Civil Society Europe en declaraciones recogidas también por Le Monde: “Sus ayudas [las de OSF] son a la vez importantes y sencillas de gestionar, pues requieren mucho menos papeleo que las de otros donantes, como la Comisión Europea”. De OSF, en efecto, los beneficiarios aprecian mucho la “flexibilidad”, como señala en otro artículo de Le Monde Sandor Lederer, de K-Monitor: “Con OSF, se podía hacer una petición en cualquier momento, en cuanto se tenía la idea de un proyecto, algo muy distinto de lo que ocurre con los fondos europeos”.

Pero ahora, con Alex Soros al frente, OSF considera que sostener la vitalidad de la sociedad civil en la UE es responsabilidad de la Comisión Europea. La UE, en efecto, lo hace mediante el programa “Ciudadanos, igualdad, derechos y valores”; pero con un presupuesto fijo y requisitos administrativos y de control más estrictos, en la práctica las subvenciones comunitarias venían siendo para muchas ONG un complemento a las de OSF, y difícilmente las sustituirán.

De modo que la generosidad de Soros con las ONG de la UE ha creado un problema de dependencia, como se ve ahora que se va a reducir en gran medida. Lo señala, también en Le Monde, Alberto Alemanno, profesor de Derecho en la HEC (École des Hautes Études Commerciales) de París: “[OSF] dispone de medios sin comparación con los de otras grandes fundaciones europeas”. A lo largo de cuarenta años, añade, ha hecho mucho, pero “se ha convertido casi en monopolista, imprescindible, sin alternativa”.

Unos lamentarán la disminución de recursos para las causas progresistas y otros se alegrarán por eso mismo. De todas formas, en el empeño de influir en política o moldear la sociedad, el dinero solo no garantiza el éxito. Vale el viejo dicho de que la mitad del gasto publicitario es superfluo, pero el problema es que nadie sabe qué mitad. Es una forma irónica de decir que, como no se puede determinar cuánto dinero basta para que una campaña dé el resultado apetecido, se intenta asegurarse gastando más que los competidores. Por ahora, lo que se puede afirmar es que, desde el próximo ejercicio, los beneficiarios de Soros en la UE tendrán más competencia.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.