Un hombre que tiene cuanto se pueda desear en la vida, a los 42 años arroja todo por la borda en un estallido de amargura. Becker plantea muchas preguntas e invita al espectador a que las conteste.
Cuando uno va a ver una película francesa que ya en el título habla de conversaciones sabe bien lo que le espera: diálogos, diálogos y más diálogos. De hecho, la cinta es un gran coloquio entre el pintor y su jardinero.