Los premios, previsibles en la mayoría de los casos, y la gala, correcta pero sin brillo, confirmaron la sensación de que esta edición no pasará a la historia.
La última edición del festival no pasará a la historia por la calidad de las películas presentadas, que, con algunas excepciones, discurrieron por lo experimental y lo ideológico.
Su sórdido hiperrealismo devalúa esta vigorosa recreación del drama de Catalina Parr, sexta esposa de Enrique VIII, dirigida por el brasileño Karim Aïnouz.
La nueva entrega del oso amante de la mermelada no brilla tanto como sus predecesoras, pero sigue siendo un viaje amable y entretenido, especialmente para los más pequeños.