Fecundación “in vitro”: ¿Y qué tal la salud del niño?

publicado
DURACIÓN LECTURA: 8min.
GINEFIV / Europa Press.

La técnica de la fecundación in vitro (FIV) tiene algunas pegas que no siempre los potenciales padres advierten, como que la inmensa mayoría de los embriones obtenidos por esta vía terminan olvidados en tanques de criogenización o son directamente desechados. Pero también que, de aquellos que felizmente crecen hasta convertirse en bebés, no todos se libran de problemas de salud relacionados de alguna manera con ese procedimiento.

Según un estudio desarrollado por un equipo de la Universidad de Gotemburgo, los niños concebidos mediante técnicas de reproducción asistida (TRA) “tienen una prevalencia más alta de cardiopatías congénitas importantes, que son afecciones raras, pero graves”.

Los investigadores examinaron los datos de una muestra de casi 8 millones de personas nacidas entre 1990 y 2015 en Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia. Del total, casi 172.000 habían sido concebidas con el empleo de las mencionadas tecnologías: la FIV y la inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI). Una comparación entre estos individuos y la población de niños concebidos de modo natural permite ver una ligera inclinación negativa de la balanza hacia los primeros en materia de salud.

Según los datos acopiados por los expertos, se detectaron cardiopatías congénitas importantes en 3.159 niños nacidos gracias a una TRA (el 1,84% de los individuos en este caso), frente a 86.824 niños nacidos tras una concepción espontánea (el 1,15% de este grupo). Respecto a las cardiopatías graves, también destaca negativamente el primer grupo: 594 (0,35%) vs. 19.375 (0,26%). No se percibió una diferencia de riesgos en dependencia del método empleado (ICSI o FIV), y no fue definitorio –al menos en cuanto a estos padecimientos concretos– que se hubieran implantado embriones congelados o frescos.

Respecto a los datos que acompañan a los niños nacidos por TRA, los investigadores –entre los que hay varios obstetras– apuntan que “los riesgos absolutos son modestos y se asocian en parte con embarazos múltiples, más frecuentes en TRA”.

Ahora bien, aunque la pesquisa del equipo de Gotemburgo pone el foco en las afecciones cardiovasculares, numerosas investigaciones en el campo de las TRA abordan otras consecuencias para la salud del concebido. “En cuanto a números absolutos [el riesgo] no es mucho mayor –reconoce a Aceprensa el Dr. Luis Chiva, director del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Clínica Universidad de Navarra–, pero los metaanálisis, la conjunción de múltiples estudios, han demostrado que hay un mayor número de malformaciones cardíacas, de anomalías musculares, esqueléticas y también del sistema nervioso central”.

Otro tema: el cáncer

No siempre –hay que decirlo– los resultados son coincidentes. En su estudio sobre los efectos de la FIV a largo plazo, dos obstetras de la Universidad de Perth (Hart & Wijs, 2022), por ejemplo, señalan que las investigaciones en esta área adolecen de períodos de seguimiento muy cortos, y que no siempre los hallazgos finales han tomado en cuenta “los rápidos cambios que se suceden en las técnicas de reproducción asistida a lo largo del tiempo”.

Entre los niños concebidos con TRA, la tasa de incidencia de cáncer antes de los 18 años fue de 19,3 por cada 100.000 personas/año, frente a los 16,7 por 100.000 entre los concebidos de modo natural

En todo caso –y “reconociendo las limitaciones de los estudios con respecto a sus pequeños tamaños de muestra y los desafíos relacionados con los grupos de comparación adecuados”– los expertos australianos constataron en varios informes que los individuos concebidos por FIV e ICSI mostraban una prevalencia potencialmente mayor que la del resto de la población en cuanto a trastornos tiroideos, así como un aumento de la velocidad de crecimiento a edades tempranas, hipertensión, altos niveles de glucosa en ayunas, un más rápido envejecimiento óseo, etc., y, a nivel mental, una mayor prevalencia de depresión en la adultez temprana, la presencia del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y una mayor inclinación al consumo excesivo de alcohol.

Luego está el tema del cáncer. La misma muestra seleccionada para establecer los riesgos cardiovasculares ya sirvió hace dos años al equipo de Gotemburgo para examinar la posibilidad de riesgos oncológicos. Los médicos publicaron entonces un artículo en Plos Medicine en el que expusieron que, tras un seguimiento medio de entre 9,9 y 12,5 años, la tasa de incidencia de cáncer antes de los 18 años fue de 19,3 por cada 100.000 personas-año para los niños concebidos con TRA, y algo menor (16,7) entre los concebidos de modo natural.

Por su parte, el Departamento de Salud Reproductiva del gobierno de Victoria (Australia) refiere que, por norma, son escasas las diferencias en el crecimiento y el desarrollo entre los niños nacidos tras una FIV y los naturalmente concebidos, si bien muchos de los primeros, cuando han sido parte de un embarazo múltiple –que ha sido históricamente lo más común en la FIV–, podían ser bebés prematuros, tener bajo peso al nacer y sufrir un mayor riesgo de problemas del desarrollo y de parálisis cerebral.

Cabe destacar, ya que se menciona, que la tendencia creciente en la FIV es ya la implantación de un solo embrión. Según el Centro de Control de Enfermedades de EE.UU., si en 2011 apenas se implantaba uno solo en el 20% de los procedimientos efectuados, en la actualidad se hace en el 80% de estos.

“¿Riesgos? ¿Qué riesgos?”

No parece que de momento haya una causalidad firmemente establecida entre el modo de concebir al bebé y sus posteriores problemas de salud, pero hay un abanico de hipótesis. Una de ellas, específicamente sobre el tema del cáncer, considera la posibilidad de que el proceso de transferencia de embriones previamente congelados (FET) al útero receptor tendría algo que ver.

Las tasas respaldarían esta explicación: si por cada 100.000 personas hay 30,1 casos de cáncer entre los nacidos de embriones previamente congelados, entre los nacidos de embriones frescos el número baja a 18,8 casos. Entre los naturalmente concebidos, la tasa es de 16,7.

Otras observaciones en este punto abordan los riesgos aumentados de padecer tumores epiteliales (tras la aplicación de cualquiera de las técnicas reproductivas) y de leucemia, en el caso específico de la transferencia de los embriones congelados. Según los autores, los hallazgos suscitan preocupaciones respecto a ese tipo de transferencia y a la estrategia de “congelarlo todo” sin indicaciones médicas claras.

La Dra. Christina Bergh, una de las firmantes de la investigación, refiere a Euronews que podría tratarse de “un factor endometrial”, a saber, “que el revestimiento del útero de las mujeres que reciben un embrión congelado suele estar mucho menos estimulado por los tratamientos de fertilidad que el de quienes reciben una transferencia de embriones frescos”. Otra posibilidad, señala, estaría relacionada con la capacidad de supervivencia del embrión al proceso de congelación-descongelación: los más aptos “tienen más factores de crecimiento” y “hay algunas similitudes entre el cáncer y el crecimiento excesivo”.

En ninguna de las webs de ocho clínicas de reproducción asistida en EE.UU., Dinamarca y España examinadas aparece mención alguna de probables riesgos de las TRA para la salud de los bebés

Sobre otras enfermedades o defectos de nacimiento, el Departamento de Salud Reproductiva de Victoria aventura la posibilidad de que, más que lo que se haga en el laboratorio, pesen las características de los padres genéticos.

“Cerca del 35% de los hombres con un problema grave en la producción de esperma y recuentos bajos o nulos de espermatozoides carecen de partes del cromosoma Y, que es donde se encuentran los genes responsables de la producción de esperma. Aquellos con la llamada ‘microdeleción del cromosoma Y’ pueden convertirse en padres con la ayuda de la ICSI, pero sus hijos tendrán el mismo problema genético y, por lo tanto, con toda probabilidad, serán infértiles”.

Por otra parte, “respecto a los efectos a largo plazo –nos dice el Dr. Chiva–, todavía está por conocer cómo va a ser el desarrollo general de estos niños; cuáles serán las consecuencias de las alteraciones metabólicas, cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes, los problemas cognitivos o de salud mental y la propia reproducción”.

¿Se les informa sobre estos posibles efectos a los padres que acuden a las clínicas reproductivas? Pues no siempre. Un recorrido por las webs de ocho centros de este tipo –tres españoles (en Madrid), tres en EE.UU. (dos en Nueva York y uno en Carolina del Norte, ubicados todos entre los primeros puestos del ranking nacional) y dos en Dinamarca (en Copenhague y Aarhus)– muestra que siguen básicamente el mismo patrón: enumeran y describen las TRA que ofrecen, citan las tasas de éxito y, por supuesto, los precios. Solo una de las clínicas, en su descripción del método de estimulación ovárica “moderada”, alerta tímidamente contra el peligro que supone la hiperestimulación para la mujer… y nada más. De riesgos para el concebido, cero.

Será más adelante, algo más adelante, cuando algunos pidan cuentas. “Aparece aquí un nuevo concepto –explica el Dr. Chiva–, que es el de la responsabilidad médica y parental. Igual que se han cargado las tintas contra las grandes compañías tabacaleras por la relación de causalidad entre el tabaquismo y el carcinoma de pulmón, es muy posible que, a medio plazo, una generación aplique la responsabilidad retroactiva sobre aquellos que se tomaron la libertad de asumir una técnica reproductiva agresiva para concebir a una persona, que en un momento dado puede decir: ‘Vamos a ver, ¿quién es el responsable? ¿Quién me ha hecho esto a mí?’”.

Como lo van demostrando las noticias sobre problemas en otras áreas de la vida –como la exigencia de cuentas de algunos jóvenes a sus progenitores por su temprana exposición en redes sociales–, cualquier caso de FIV o ICSI tendría todas las papeletas para acabar con alguien bastante enfadado sentado en un tribunal y, frente a sí, unos padres que, sin enterarse bien de las pegas del procedimiento a largo plazo, solo quisieron ejercer su “derecho” y hacer un bien.

Dejar comentario

Conectado como Aceprensa. Edita tu perfil. ¿Salir? Los campos obligatorios están marcados con *

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.