De cómo la eutanasia se ríe de las líneas rojas

publicado
DURACIÓN LECTURA: 7min.

En negro sobre blanco y sin disfraces argumentativos: un médico holandés, Bert Keizer, que realiza eutanasias en una clínica especializada –el Expertisecentrum Euthanasie– en La Haya, admite claramente en un artículo que haber aprobado la eutanasia en su país, en 2002, ha conducido a una pendiente resbaladiza que permite traspasar más y más líneas rojas.

“Sucedió –dice Keizer– lo que nuestros colegas británicos habían predicho años antes (…): aquellos que se embarcan en la eutanasia se aventuran por una pendiente resbaladiza por la que se deslizan irrevocablemente hacia la muerte involuntaria de enfermos indefensos”. Keizer reconoce que, “con cada límite que nos marcamos, existe la posibilidad de cruzarlo”, y lo ejemplifica con el aborto: de ser ilegal, pasó a ser legal en unos pocos supuestos; después, hasta las 12 semanas, y ahora hasta las 20.

Es semejante a lo que ha sucedido con la eutanasia, precisa. “Comenzamos con los enfermos terminales, pero también resultó que los enfermos crónicos experimentaban un sufrimiento insoportable y desesperado. Posteriormente, seguimos con las personas con demencia incipiente, pacientes psiquiátricos, personas con demencia muy marcada, ancianos de edades avanzadas que padecían multitud de achaques, y finalmente ancianos muy mayores que, aunque no padecen una enfermedad incapacitante o limitante, entienden que su vida ya no tiene sentido”.

La eutanasia ha seguido, en los Países Bajos, la misma deriva expansiva que siguió en su momento el aborto

Lo interesante es que, si bien Keizer hace un reconocimiento objetivo de que el fenómeno ha abandonado sus muros de contención iniciales y ensanchado los límites de aplicación, él no ve problema alguno en ello. De hecho, como la demanda está creciendo, cree incluso necesario que se implante una especialización en eutanasia como una rama más de los estudios médicos.

“No hay razón para creer que este proceso se detendrá en las personas discapacitadas. ¿Qué pasa con el prisionero que tiene una sentencia de cadena perpetua y anhela desesperadamente la muerte? ¿O con los niños que quedan discapacitados como consecuencia de una automutilación y que, aunque hospitalizados, sufren, según sus padres, de modo insoportable y desesperanzador? No creo que estemos en una pendiente resbaladiza en el sentido de que nos dirijamos al desastre. El cambio no es catastrófico, sino que requiere que sigamos involucrándonos como comunidad”.

Cuando la oferta crea la demanda

La expresión “involucrarnos como comunidad” puede ser solo una “gentil” abstracción cuando de lo que se habla es de la posibilidad de hacer llegar la muerte a cada vez más y más categorías de personas.

Quizás no le suene demasiado bien a Theo Boer, profesor de Ética Médica en la Universidad Teológica Protestante, de Groningen. A dondequiera que va, el experto suele alertar de los peligros que correrán otras sociedades si siguen el ejemplo holandés. Cuando ha mostrado las estadísticas en sus conferencias, lo mismo en Portugal que en Islandia, ha advertido: “Mirad muy de cerca a los Países Bajos, porque ahí es donde puede estar vuestro país dentro de 20 años”.

El experto, que entre 2005 y 2014 integró uno de los cinco comités regionales de supervisión de la eutanasia, negó en 2007 que fuera a originarse una pendiente resbaladiza en este tema. “Estábamos equivocados, terriblemente equivocados”, escribió en 2014, al constatar los efectos expansivos de la legalización.

Contactado por Aceprensa, el Dr. Boer ha accedido a responder algunas preguntas sobre este tema:

Theo Boer, profesor de Ética Médica (Foto: Huibert van Rossum)

 

— Según el Dr. Bert Keizer, la “pendiente resbaladiza” introducida por la legalización de la eutanasia en Países Bajos no es necesariamente algo negativo. ¿Hay algo de bueno que la sociedad holandesa pueda sacar de esto?

— En lo personal, no me opongo por principio a la eutanasia, aunque creo que la eliminación activa de un ser humano debe seguir siendo una total excepción. Imagino que algunas personas consideran una idea tranquilizadora tener dicha excepción a la mano, pero creo que no es necesaria, dado el positivo desarrollo de los cuidados paliativos.

En la gran mayoría de los casos la eutanasia no es necesaria. El hecho de que el número de estos procedimientos se haya incrementado es, en mi opinión, una razón para creer que la oferta ha creado la demanda. Campañas proeutanasia muy efectivas han originado, en el público general, una perspectiva de que morir por medio de la eliminación activa es lo más humano posible. Es de esperar que eso sea lo que pase también en España.

— En abril pasado, el Tribunal Supremo (TS) holandés determinó que los pacientes con demencia podían ser eutanasiados sin que los médicos que llevaran a cabo el procedimiento tuvieran responsabilidad penal. ¿Qué consecuencias puede traer esto?

— El TS dictaminó que se puede utilizar una directiva anticipada para eutanasiar a un paciente con demencia, a petición previa, sin que este sea consciente de que se está llevando a cabo el procedimiento. Es de esperar un mayor desarrollo de la norma, en el sentido de aplicarles la eutanasia a pacientes con demencia sin esa directiva anticipada.

Ahora bien, si se eutanasia a un paciente con demencia que tiene una de estas directivas, ¿por qué se debe permitir que sufran durante años otras personas que no fueron tan listas como para dejar una? La mujer del caso analizado por el TS (1) estaba sufriendo, pero no gravemente. Así que ¿por qué no eutanasiar a su compañera de habitación, que sufría diez veces más que ella, pero que tuvo la “fatalidad” de no dejar una directiva anticipada?

“Que lo haga el doctor, no yo”

— ¿Ha crecido la presión sobre los médicos de su país para que practiquen la eutanasia?

— Totalmente. En 2016, la Real Asociación Médica Holandesa publicó un sondeo en el que dos tercios de los doctores referían una creciente presión del público para que realizaran eutanasias, y un porcentaje similar señalaba que la gente no es consciente del estrés emocional que le causa este procedimiento a un médico.

— Según las estadísticas, en los Países Bajos hay más personas que prefieren la eutanasia y no el suicidio asistido (lo hace el 95% de los que piden morir). ¿A qué se debe esto?

— Hay dos razones principales. Una es que la eutanasia realizada por un médico es mucho más rápida y segura. No hay apenas riesgo de que algo vaya “mal”, en el sentido de que el paciente pueda despertarse medio vivo, medio muerto.

Para la mayoría de la gente, el motivo para pedir la eutanasia no es el dolor, sino la desesperación y la dependencia

El otro motivo, creo, es que el paciente necesita una persona en la que confiar, alguien con autoridad y que actúe por él. Un médico, que te ayuda en la hora del parto, que te vacuna contra la gripe y que contribuye a mantenerte sano, es un socio ideal para llevar a cabo una acción de este calibre. En tal sentido, la responsabilidad moral no recae solo en el paciente.

— ¿Qué tan desarrollados están los cuidados paliativos en los Países Bajos, y por qué no han contribuido a frenar el avance de la eutanasia en las preferencias del público?

— Los paliativos en mi país son excelentes, y continúan mejorando su calidad. Para la mayoría de la gente el motivo para pedir la eutanasia no es el dolor: es la desesperación y la dependencia.

— Es para tomar buena nota…

— Hay que tener mucho cuidado: los defensores de la muerte asistida siempre dirán: “Nosotros no cometeremos los mismos errores en que ha incurrido Holanda”, y asegurarán que ellos pueden crear “mejores leyes”.

El punto es este: una vez que tienes una legislación de muerte asistida en cualquier modalidad, la práctica te lleva a nuevos desarrollos. Los partidarios de la eutanasia harán lo que sea necesario para hacer posible alguna forma de muerte asistida. Una vez que quede legalmente asentada, entonces darán un nuevo paso: dirán que es una grave injusticia limitarla solo a los enfermos terminales, solo a los físicamente enfermos, solo a los pacientes competentes…

Así pues, cuando quienes abogan por la eutanasia en otros países me dicen: “Nosotros no somos Holanda”, mi respuesta es: “Pero pronto lo seréis”.

 


(1) El caso al que se alude, de 2016, es el de una mujer de 74 años, aquejada de alzhéimer, que había solicitado la eutanasia antes de que su estado mental se agravara. Al momento de llevarla a cabo, la paciente se resistió, por lo que el médico pidió ayuda a sus familiares para sujetarla y poder terminar el procedimiento.

 

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.