Eduardo Mendoza: un mestizaje literario realista y paródico

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El escritor Eduardo Mendoza durante la firma de libros en el día de Sant Jordi 2024, en Barcelona (Kike Rincón / Europa Press)

El escritor Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) ha obtenido el premio Princesa de Asturias de las Letras 2025. El Jurado ha resaltado su aportación en el último medio siglo de la literatura española “con un conjunto de novelas que combinan la voluntad de innovación con la capacidad de llegar a un público más amplio”. También destaca la fusión en su estilo del lenguaje popular y culto y la constante presencia del “sentido del humor”, con “una visión desenfadada y humanista de la existencia”.

Antes, Mendoza había obtenido el premio Cervantes (2016) y algunos otros entre los más importantes de España. También es un autor con una destacado prestigio internacional.

Excelente contador de historias, su literatura, como ha escrito su biógrafo Llátzer Moix en su libro Mundo Mendoza (Seix Barral, 2006), se mueve en dos tendencias muy delimitadas que Moix denomina “realidad mestiza bifronte”: por un lado, su capacidad para describir de manera realista, crítica, escéptica e histórica la realidad que le rodea y su reciente pasado con un lenguaje muy narrativo (como sucede en La verdad sobre el caso Savolta y en La ciudad de los prodigios, quizás sus obras más destacadas), y por otro, la acusada vena paródica, irónica y humorística de sus novelas “menores”, de entretenimiento, como las que forman la serie policiaca que inició con El misterio de la cripta embrujada..

En todas sus novelas, con diferentes variantes y registros, siempre dentro del realismo tradicional –con toques de humor anglosajón–, Mendoza emplea un estilo sencillo, directo, nada vanguardista, que lo convierte en un escritor muy cercano a los lectores actuales. Para Llátzer Moix, Mendoza “funde el conocimiento y el respeto a la mejor tradición literaria nacional y occidental con una vocación de ruptura, de investigación y de afortunada afirmación personal, sin ofender al lector exigente ni discriminar al popular”. Por lo general, sus novelas están muy trabajadas desde un punto de vista documental, histórico y testimonial, con un atrayente análisis vital y sociológico, aunque este rasgo a veces rebaje el alcance estético y existencial de sus tramas y personajes.

Mendoza ha cultivado una literatura policiaca de corte paródico, con una vena humorística y gamberra con la que ha construido novelas hilarantes

Mendoza ejerció la abogacía hasta que en 1973 se trasladó a Estados Unidos para trabajar como traductor en la ONU. Allí escribió La verdad sobre el caso Savolta, que publicó en abril de 1975, pocos meses antes de la muerte de Franco y que muchos consideran la primera novela de la Transición. Desde entonces, con sus subidas y bajadas, Mendoza es uno de los escritores españoles más leídos y traducidos de la literatura contemporánea.

En torno a Barcelona

A primera vista, en La verdad sobre el caso Savolta parece una novela policíaca, pues se trata de descubrir quién es el culpable de la serie de asesinatos que salpican a la empresa Savolta, en la Barcelona de 1917, agitada por las reivindicaciones obreras contra las patronales y la proliferación de bandas anarquistas. Sin embargo, Mendoza esquiva con habilidad los ingredientes típicos de la intriga policiaca, y hasta de la novela histórica, aunque unos y otros están presentes, para convertir su obra en una especie de original informe-collage en el que se reconstruyen los hechos varios años después, en 1927, aquellos hechos acaecidos en 1917. La técnica es muy original, pues junto a los fríos documentos policiales y extractos de los interrogatorios, aparecen los numerosos recuerdos de su esquivo protagonista, Javier Miranda..

Con un enfoque narrativo muy novedoso, que poco tiene que ver ni con los excesos de la novela experimental ni con el realismo crítico en boga en los años setenta, Mendoza novela los despojos de la corrupción, las desmedidas ansias de poder y los desmanes del utopismo revolucionario, todo ello en una ciudad, Barcelona, de la que se destacan y describen sus miserias y grandezas, los sitios más chic y los tugurios más chabacanos, con un estilo trasparente, lineal, adaptando al ritmo vertiginoso de la narración. La novela cosechó un importante éxito y provocó una profunda renovación en las técnicas novelísticas de aquellos años.

También está ambientada en Barcelona otra de sus grandes novelas, La ciudad de los prodigios, en esta ocasión entre los años de las dos Exposiciones Universales, las de 1888 y 1929. Su pícaro protagonista es un muchacho recién llegado del campo, pobre, ignorante y aprendiz de anarquista que llegará a 1929 convertido en un hombre rico y poderoso, sin escrúpulos, especializado en el engaño y la mentira. Su historia, que funciona también como una parodia de la burguesía, es como un símbolo de la trayectoria recorrida por la propia Barcelona en esas décadas de grandes cambios que transformaron su fisonomía y su filosofía. Con maestría y un gran trabajo literario, Mendoza convierte esta ficción histórica en una crónica testimonial, cruda, amoral y desgarrada.

Novelas light

En La isla inaudita, un empresario catalán se traslada a Venecia cansado de las dificultades de su negocio familiar. Poco a poco, sin embargo, se enamora de esa ciudad y, también, de una joven a la que conoce casualmente. La novela, sin acabar de cuajar, mezcla la evocación lírica y fantástica con una narración novelística más o menos inconexa y superficial sobre un amor adúltero.

Con un enfoque narrativo muy novedoso, “La verdad del caso Savolta” es un original informe-collage que reconstruye unos asesinatos al cabo de varios años

En El año del diluvio se agrava la tendencia light de la novelística de Mendoza con una historia al centrarse en los amores mundanos de una religiosa, superiora de un convento en el pequeño pueblo de Bassora, en la Cataluña de los años cincuenta. La novela tiene, como otras muchas del autor, una impronta irónica y crítica, también con la religión. Eso sí, en ella aparece otro rasgo fundamental de su literatura: su capacidad para contar historias que enganchen a los lectores, a pesar de recurrir en esta ocasión a un tópico argumento, lo más intrascendente de esta novela.

La segunda mitad del siglo XX

Una comedia ligera contiene los mejores rasgos literarios de Mendoza. Ambientada en 1948, describe especialmente el mundo del teatro y de la burguesía catalana, con los habituales tonos paródicos del autor, aunque también aparecen de manera esporádica algunos ambientes marginales de la Barcelona de la posguerra. Su protagonista es Carlos Prullàs, exitoso y acomodado autor de vodeviles cómicos cuya pasión por los escarceos amorosos ilícitos le acabará complicando grotescamente la vida hasta imitar los argumentos de sus comedias de enredo.

Menos conseguida resultó Mauricio o las elecciones primarias, que tiene por escenario la Barcelona de mediados de los años ochenta del siglo pasado. En esta obra el autor buscó reflejar el clima social de una generación que había depositado demasiadas esperanzas en la democracia y que, desencantados de la política, se dedicaron a menesteres más prácticos, como ganar dinero. Para ello, utiliza la vida del abúlico dentista Mauricio Greis, que se implica tanto en la política hasta presentarse a las elecciones de 1984 por el Partido Socialista Catalán (PSC). La experiencia le sirve para entrar en contacto con mundos y personajes que le transforman la vida, también en el terreno sentimental. Por su tendencia a la parodia y al tópico, la novela resulta fallida y parcial en su pretencioso análisis sociológico de una época.

Novelas que no levantan el vuelo

Riña de gatos, premio Planeta 2010, está ambientada en un escenario que no es normal en su literatura, en Madrid, en los meses anteriores al inicio de la Guerra Civil. En ella describe la “anormalidad” de los hechos políticos y sociales que se vivieron en esas fechas en la capital. Su protagonista es el inglés Anthony Whitelands, experto en arte español, quien debe tasar unos cuadros de una colección particular cuyo propietario es amigo personal de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de Falange. Sin buscarlo, sus complicadas pesquisas artísticas le ponen en el disparadero de una conspiración que pone en alerta a los servicios secretos de Inglaterra, la Unión Soviética y el Gobierno de la República.

La radiografía que hace Mendoza de la II República resulta tópica y manida, lo mismo que muchos de sus personajes y hasta la propia trama, descompensada y con tendencia a la ligereza y la improvisación.

Tampoco ha tenido mucha suerte con la trilogía “Las tres leyes del movimiento”, novelas con las que pretendía analizar los grandes cambios que se han dado en España y en el mundo occidental desde los años sesenta del pasado siglo hasta la actualidad. Ni El rey recibe, ni El negociado del ying y el yang (2019), ni Transbordo en Moscú (2021) consiguen sus objetivos de mezclar análisis político y entretenimiento.

Las tres novelas están protagonizadas por el periodista catalán Rufo Batalla y recorren los años del tardofranquismo español hasta años después de la caída del muro de Berlín. El hilo conductor son los viajes que realiza Rufo Batalla por diferentes ciudades españolas, europeas y americanas para mostrar los cambios sociológicos provocados por los últimos acontecimientos políticos, a la vez que muestra las extravagantes aventuras que vive con el esperpéntico príncipe Tukuulo.

Sus paródicas novelas policiacas

Junto con esta tendencia literaria más ambiciosa y de calidad, que le ha dado el merecido prestigio literario que tiene, especialmente por sus primeras novelas, Mendoza ha cultivado también una literatura de corte paródico y policíaco, una vena humorística y gamberra con la que ha construido novelas hilarantes con personajes próximos a la locura que emplean un lenguaje caricaturesco y engolado (“heterodoxo, vulgar y culterano”, lo define el autor), una de las señas distintivas de estas novelas. Los resultados, sin embargo, han sido desiguales.

Mendoza emplea un estilo sencillo, directo, nada vanguardista, que lo convierte en un escritor muy cercano a los lectores actuales

Comienza este tipo de novelas en 1979, con El misterio de la cripta embrujada (1979), donde ya aparece el protagonista de la serie, el innominado e improvisado detective ingresado en un psiquiátrico que se ve envuelto en unas intrigas policiacas que sirven al autor para hacer una sarcástica crítica de la ciudad de Barcelona. En esta primera novela de la serie, con una trabajada ambientación gótica repleta de episodios truculentos y paródicos, se resuelve el caso de la inexplicable desaparición de dos colegialas de un internado.

El laberinto de las aceitunas, la segunda novela de la serie, cuenta cómo su protagonista abandona el hospital psiquiátrico en el que está recluido para ayudar al comisario Flores, otro personaje que se repite, a resolver un misterioso caso que transcurre por una Barcelona lumpen y picaresca llena de personajes derrotados y desarraigados. En La aventura del tocador de señoras, muy ingeniosa y divertida, el delirante detective comienza a trabajar en una peluquería donde se ve involucrado en una serie de hilarantes acontecimientos. Mendoza ha vuelto a recurrir a su ingenioso protagonista en dos novelas más, El enredo de la bolsa y la vida y El secuestro de la modelo extraviada (2015), con resultados claramente inferiores.

Su última novela publicada hasta ahora, Tres enigmas para la Organización (2024), recupera este tono y estas mismas intenciones estéticas, ahora con diferentes protagonistas: los agentes secretos de una singular entidad que opera en Barcelona en los años veinte del siglo XXI. Mendoza vuelve a emplear el humor y la sátira social como ingredientes de una novela que, aunque contiene buenos y divertidos momentos, transmite la sensación de insistir en un modelo ya manido.

Más libros humorísticos

Muy alejadas del mundo de la novela policiaca, que Mendoza parodia con un excelente humor del absurdo en la serie antes mencionada, se encuentran otras novelas como El último trayecto de Horacio Dos (2001), El asombroso viaje de Pomponio Flato (2008), su libro de relatos Tres vidas de santos y Las barbas del profeta (2017), narraciones en las que emplea unos argumentos disparatados y sarcásticos, muy exagerados, y en los que hace gala de un humor vitriólico un tanto gastado.

Mejor fortuna ha tenido una novela anterior, Sin noticias de Gurb (1991), muy caricaturesca y satírica, que Mendoza publicó por entregas en el diario El País desde 1990 a 1991, y que contaba en forma de diario las peripecias de unos extraterrestres que aterrizan en la Barcelona anterior a los Juegos Olímpicos de 1992, mientras uno de ellos desaparece y se oculta bajo la apariencia de una cantante española de moda.


Versión actualizada del artículo publicado originalmente el 1-12-2016

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