Contenida película sobre las tribulaciones de las víctimas de actos terroristas. Rachid Bouracheb ha escogido como marco de su historia los atentados de radicales islámicos en Londres, el 7 de julio de 2005. Allí Elisabeth busca desesperadamente a su hija Jane. Lo mismo hace Ousmane, africano subsahariano afincado en Francia, que ignora el paradero de su hijo Alí. Sus búsquedas se cruzan, por una foto compartida de los dos desaparecidos. Se enteran entonces de que Jane y Alí vivían juntos y frecuentaban la mezquita. Esto produce un rechazo de Elisabeth hacia Ousmane, pues sospecha que Alí puede haber sido una mala influencia en su hija. Ya no sólo planea el miedo a que se confirme la muerte de uno y otra, sino su posible implicación en los atentados.
Frente a la complejidad de Days of Glory, Bouracheb opta aquí por una estructura sencilla, quizá previsible. Su mérito es un buen control de los elementos, que permite pintar con realismo la angustia y la esperanza de sus personajes, bien encarnados por Brenda Blethyn y Sotigui Kouyaté, éste premiado en Berlín.
Resultan naturales y comprensibles los sentimientos mutuos -deseos de ayudar, desconfianza ante lo desconocido, frustración, triste esperanza…-, se pintan levemente las circunstancias personales -ella es viuda, su marido militar murió en la guerra de las Malvinas, tiene una granja, es cristiana de domingo; él trabaja como guardia forestal, y dejó a la familia atrás en África, reza a Alá-, y al final el film tiene algo que siempre es de agradecer: autenticidad.
