Cry Macho - Clint Eastwood

Cry Macho

PRODUCCIÓN EE.UU. - 2021

DURACIÓN 104 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNViolencia

ESTRENO24/09/2021

Estamos en Texas en el año 1979, y vemos a Mike Milo, una vieja estrella del rodeo, jubilada prematuramente por un accidente, que toca fondo. Algunos meses después, Howard Polk, su antiguo jefe, le pide –más bien le exige– un favor: Mike tiene que ir a México a buscar, secuestrar si hace falta, a su hijo Rafael. El chaval vive con su madre y está yendo por mal camino. Howard quiere recuperar al chico y alejarlo de las malas influencias. Naturalmente, las cosas no son tan simples como las pintan.

Cry Macho adapta una novela de N. Richard Nash escrita hace cincuenta años. Situarla en 1979 le viene bien, al igual que no mencionar la edad de Milo, que debería de estar en sesenta y tantos años. Clint Eastwood tiene 91 y conserva un pulso envidiable para muchas cosas, no para otras. De ahí –de la edad– que un par de escenas chirríen. De ahí también que en esta ocasión haya evitado situaciones complejas que no podría encarar su protagonista. Por lo demás, la historia funciona bien y aborda todos los temas favoritos del director: las ideas del legado, de la paternidad, de los modelos a imitar y del arrepentimiento.

La película arranca de un modo académico, correctísimo, y lo único que se le puede reprochar es que el protagonista parece demasiado mayor para ese trabajo. Cuando se produce el encuentro entre Mike y Rafa, la película cobra interés. Entonces Eastwood presenta su versión de “el viejo y el niño”. En este caso, el viejo es amable y tiene la sabiduría de la edad; el niño es el personaje que hay que domar, su modelo es su gallo de pelea, que responde al nombre de “Macho”. Hacia la mitad de la película, Eastwood destapa el tarro de las esencias con una serie de secuencias magistrales que hablan de trabajo, de servicio, de entrega, de amor, de Dios, de perdón y de paz. Es un tramo, hecho de detalles sencillos, que permite darse cuenta de lo que realmente importa y que respira autenticidad.

La fotografía es clásica, sin adornos, sin detalles superfluos. Solo en dos ocasiones se entretiene, arrebatado por la belleza de las tomas. El personaje femenino es fuerte, tiene raíces que se hunden en una fe profunda y una mirada realista hacia el mundo. Hay una química real entre los protagonistas y, por una vez, Eastwood parece optimista.

 

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