En el nombre del hijo

Some Mother's Son

TÍTULO ORIGINAL Some Mothers Son

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Terry George. Guión: Jim Sheridan y Terry George. Intérpretes: Helen Mirren, Fionnula Flanagan, Aidan Gillen, John Lynch, David O’Hara. 105 min.

Después del éxito de En el nombre del padre, llega esta nueva radiografía del conflicto de Irlanda del Norte, también escrita por Jim Sheridan y Terry George, aunque ahora la dirige este último, que se estrena tras la cámara.

La trama se basa en hechos reales acaecidos en Belfast en 1981. Ese año, un grupo de presos del IRA desafió con una trágica huelga de hambre al gobierno de Margaret Thatcher, para que los reconociera como de presos políticos. Las madres de dos de esos presos, una moderada (Helen Mirren) y otra radical (Fionnula Flanagan), deberán enfrentarse al dilema moral de respetar las convicciones de sus hijos o intervenir para evitar su muerte.

El guión está muy bien estructurado y tiene una gran riqueza de matices dramáticos. Terry George lo convierte en imágenes imitando el vigoroso estilo realista de su amigo y maestro Jim Sheridan. Consigue muy buenos resultados en unas cuantas secuencias, sobre todo en las que describen acciones violentas del IRA o de la policía. Sin embargo, a veces George no logra conjuntar plenamente el intimismo del drama de las madres y sus hijos con el tono más ampuloso de la denuncia política, lo que entorpece a ratos la narración. Esto se compensa un poco exprimiendo al máximo las magníficas interpretaciones de un reparto muy sólido y dando más protagonismo a la partitura de Bill Whelan.

En cuanto al fondo, la película -al igual que En el nombre del padre- da un contundente mazazo a la actitud del gobierno británico respecto al problema irlandés. Pero lo equilibra humanizando ciertos personajes ingleses y extendiendo sus críticas al recurso a la violencia por parte del IRA y de su brazo político, el Sinn Fein. En realidad, Sheridan y George denuncian la deshumanización que provoca la falta de diálogo entre las fuerzas políticas, contraponiendo a ella la visión menos mediatizada del hombre de la calle y, en concreto, de las madres. También se elogia el esfuerzo pacificador de la jerarquía católica irlandesa, aunque se incluye una secuencia extraña en la que un obispo da la comunión a todos los presos del IRA, como si no fueran unos asesinos.

Jerónimo José Martín

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