Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 64/14

Adaptación de un popular musical de Broadway, basado en la historia del grupo sesentero The Four Seasons, con guion a cargo de los propios autores del libreto original. Como es de sobra conocido el amor de Clint Eastwood por la música –ha creado bandas sonoras de sus cintas y le encanta el jazz–, existían fundadas esperanzas de que dirigiera un buen film. Pero Jersey Boys resulta fría y desangelada. Pese a las buenas canciones, no parece un musical; solo el número final remite al género. Lo que cuenta es una historia bastante convencional, de cómo se forma una banda musical en un ambiente gansteril, con los altibajos y rencillas que propician la fama y el dinero. No está, en tal sentido, lejos de cintas recientes como Cadillac Records y Dreamgirls, con la diferencia de que la segunda película citada es bastante superior a la de Eastwood.

Faltan, sobre todo, las emociones genuinas. Los diálogos de los protagonistas a cámara, en que ofrecen sus impresiones sobre el modo en que discurre su carrera, resultan artificiales y descolocan. Los actores, desconocidos procedentes casi todos del musical original, no resultan memorables, aunque la voz cantarina de John Lloyd Young, que encarna a Frankie Valli, es poderosa. El veterano Christopher Walken compone a su gánster prácticamente sin despeinarse.

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