El cine francés, en los últimos años, nos ha dejado interesantes películas de temática escolar y educativa como Ser y tener, Hoy empieza todo o La clase, por citar algunos ejemplos. Hoy nos llega una película dirigida por Marie-Castille Metion-Schaar y protagonizada por la famosa Ariane Ascaride, esposa y actriz habitual del cineasta Robert Guédiguian.
La profesora de historia contiene dos niveles entrelazados que conviene distinguir. En primer lugar, nos ofrece una interesante reflexión educativa sobre la posibilidad de despertar a alumnos desmotivados. La profesora Anne Gueguen, del Liceo Léon Blum de Créteil, ante la desestructuración de sus alumnos (de baja clase social, de diversas religiones y orígenes culturales), les invita a participar de una iniciativa académica que aparentemente les supera. Pero los alumnos, al ver que su profesora confía en ellos más que ellos mismos, se van implicando paulatinamente sacando lo mejor de sí mismos.
El otro nivel es una defensa radical de la laicidad, que más bien parece una apuesta por el laicismo. Por un lado, se muestra la aplicación práctica de la ley en Francia, que impide ir a la escuela llevando a la vista crucifijos o velos islámicos. Por otro lado, los personajes positivos del film son: Malik, un africano musulmán que ha dejado de practicar su religión; un anciano deportado del nazismo que declara explícitamente su ateísmo –y que arranca una sonrisa a la profesora–, y la propia Anne Gueguen, que en su forma de dar las clases hace una interpretación muy política del hecho religioso medieval. El único personaje que queda fuera de la bonhomía instaurada en la clase es un joven que se acaba de convertir al islamismo y se ha vuelto un radical. Y es que la directora lo deja muy claro en unas declaraciones: “Me asusta el lugar de la religión en los programas de escolarización de un niño”. En este sentido, el film es buen ejemplo de la mentalidad que ve en la experiencia religiosa un obstáculo para el progreso.
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