Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 64/15 Alex y Ruth llevan más de cuarenta años en el mismo piso en Nueva York, un ático sin ascensor con unas formidables vistas al puente de Brooklyn. Subir varias veces al día los cinco pisos empieza a resultar una tarea molesta, incluso difícil. Además el barrio ha cambiado: los viejos comercios han desaparecido y han sido sustituidos por modernos e impersonales supermercados. Brooklyn atrae a gente joven, es un buen momento para vender. Ático sin ascensor cuenta un par de ajetreados días en la vida de Alex y Ruth, en los que, además de mostrar su piso a diversos posibles compradores, ellos mismos visitan otros a los que podrían mudarse y recuerdan su matrimonio. Ático sin asce…

Contenido para suscriptores

Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.

Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.