La corona partida

GÉNEROS,

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNSexo

ESTRENO19/02/2016

Tras las exitosas series televisivas Isabel y Carlos, Rey Emperador –meritorio esfuerzo didáctico y artístico para acercar la historia de España a un público amplio–, llega un largometraje puente entre ambas, que se estrena en cines. Una inteligente jugada que se justifica por el esfuerzo en la producción: las imágenes y la dirección artística son vistosas, empezando por el arranque, con el cortejo fúnebre que conduce el cuerpo de Isabel la Católica a Granada.

El film de Jordi Frades se estructura en torno al relato del cardenal Cisneros al infante Fernando sobre el reinado de su abuelo, tras morir Isabel. Así conocemos la inestabilidad que sigue a la muerte de Isabel: las intrigas palaciegas en Castilla y Flandes, en torno a la proclamación de Juana la Loca como reina, el cuestionamiento de su juicio, y la lucha sobre quién debería hacer sus veces: su marido, Felipe el Hermoso, visto como un extranjero, pero que cuenta con apoyos castellanos, o su padre, Fernando, que genera rechazo y debe velar por la corona de Aragón.

En general, el ritmo es ágil, aunque hay algún salto abrupto en la narración, falta emoción a algunos pasajes y se recurre a fáciles concesiones de alcoba. Sin duda cumple con el objetivo de ilustrar un período clave de la historia de España, entre 1504 y 1516. Rodolfo Sancho como Fernando, Irene Escolar como Juana, Eusebio Poncela como Cisneros y Raúl Mérida como Felipe están muy bien en unos papeles con entidad, y también los secundarios, incluidos los recién llegados José Coronado, Silvia Alonso y Úrsula Corberó.

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