El dicho “segundas partes nunca fueron buenas” no puede aplicarse a The Last of Us Parte 2, porque si el primer juego nos dejó boquiabiertos, sobre todo con su magnífico (y muy discutido) final, la segunda entrega arriesga, se compromete y toma decisiones difíciles de las cuales sale más que airoso, gracias, sobre todo, a dejarse por el camino complejos
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