Stella y Gerry son dos jubilados irlandeses que viven en Escocia desde hace años y que han planeado unas cortas vacaciones en Ámsterdam durante el invierno. La novela transcurre en estos días, muy significativos para la relación que mantienen los dos, instalada en la rutina, pero que amenaza tormenta.
Gerry, arquitecto, acusa un progresivo alcoholismo que él no considera para tanto, aunque reconoce que “necesita la bebida para ponerse a tono”. Gracias al alcohol, se dice a sí mismo, puede escuchar con más agudeza, ver más y hasta “amar mejor”. Además, piensa que su mujer desconoce la cantidad de alcohol que ingiere cada día, aunque no es así. Por su parte, Stella, profesora, es una mujer muy activa, presidenta de la comunidad de vecinos, y que colabora con numerosas actividades de su parroquia.
Stella es católica practicante, y Gerry ahora no solo no cree en nada, sino que lanza continuos dardos envenenados a Stella sobre la religión. Mientras él solo tiene como objetivo conseguir las cada vez más abundantes dosis diarias que necesita de alcohol, ella se encuentra en un momento delicado en su vida, pues piensa que “si Gerry iba a seguir bebiendo como una esponja, ella prefería estar en otra parte”. Por eso, para ella, el viaje a Ámsterdam tiene más importancia de la que parece, pues está a punto de tomar una drástica decisión: abandonar a Gerry para dedicarse de manera exclusiva a llevar una vida más valiosa y útil centrada en la oración y en la piedad. Como se dice en la novela, ella “quería vivir una vida acorde con su catolicismo”, del que procedían su sentido de la bondad, la generosidad, la justicia y la humildad. Para ella, “el catolicismo es la fuente de sus células madre espirituales”.
Con estos planteamientos religiosos tan sobrenaturales, no encajan en el tono de la novela algunas críticas de Stella a la Iglesia por el rechazo a la ordenación de mujeres y por la moral sexual, puntuales comentarios que parecen más añadidos del autor que reflexiones naturales y auténticas de la protagonista.
MacLaverty (Belfast, 1942) condensa en esas vacaciones de invierno la vida de este matrimonio que vivió una durísima experiencia en Irlanda del Norte por culpa del terrorismo. Todo está contado sin estridencias, de manera pausada, con un estilo natural y diáfano con el que ha captado el alma de los dos protagonistas, a los que coloca en un momento crucial de sus vidas.