Jane es una adolescente que ha decidido poner fin a su vida, siguiendo lo que parece una tradición familiar de suicidio. Aprovechando que con motivo de las vacaciones de Navidad dispone de permiso para salir del hospital psiquiátrico donde lleva interna un año, ha diseñado un plan para dejar de vivir. Pero no puede llevarlo a cabo porque el avión que la lleva a casa se adentra en una tormenta y se estrella contra las heladas cumbres de Montana. Solo se salvan ella y su compañero de asiento, Paul. A pesar de ser dos desconocidos, surge entre ambos la necesidad de permanecer unidos para sobrevivir en las inhóspitas montañas. El deseo de Jane de acabar con su vida se ve transformado en una lucha por la supervivencia.
Para ello tiene que confiar en Paul. Acostumbrada a no compartir con nadie sus pensamientos, metida en sí misma, desconfiando de todos, irá cambiando su forma de ver el mundo. No le queda otro remedio que ir compartiendo sus sentimientos más íntimos con Paul, iniciando una romántica relación bajo condiciones extremas. Paul, experto alpinista, se revela como héroe ayudando a Jane. Todo ello hace que Jane encuentre motivos para vivir, y se llene de esperanza y de ganas de luchar por un nuevo comienzo. Un hecho inesperado será el desencadenante final de un nuevo modo de valorar la vida y todo lo que conlleva, incluidos los sucesos más negativos.
El libro pone de manifiesto cómo la subjetividad de los sentimientos, de la propia experiencia vital, que en ocasiones puede llevar al suicidio, máximo exponente de la pérdida total de la esperanza, puede transformarse abriendo la puerta a nuevos caminos no imaginados, hasta comprender que vale la pena vivir.