Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 35/15 Casi todas las personas que mueren ancianas hoy en día, y afortunadamente son la mayor parte, lo hacen después de un periodo final más o menos largo presidido por la fragilidad y la dependencia. Ese tiempo lo pasan o bien solas en sus casas, o bien en residencias para mayores o bien atendidas por la familia, con un importante desgaste emocional en muchos casos. El enorme incremento de
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