Czesław Miłosz (1911-2004), el Premio Nobel de Literatura de 1980, fue siempre un hombre difícil de encasillar en lo literario, lo político o cualquier otro aspecto de su personalidad. No era desde luego un nacionalista polaco y no se habría sentido a gusto en la Polonia de hoy, del mismo modo que tampoco se sintió identificado con la Polonia comunista. En cualquier caso, era un europeo que nunca acabó de echar raíces ni al este ni al oeste del viejo
Suscripción
Contenido Oculto
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
AccederSuscripción